Pero ¿Es verdaderamente una semana santa para nuestra vida? Me surge la inquietud porque ya este período se ha convertido en una época de vacaciones, donde muchos la aprovechan para viajar, ir a la playa, conocer lugares (cercanos o lejanos) y hasta para fiestas y otras actividades muy alejadas de la "santidad".
Es una época donde el luto y el dolor acechan, porque fruto de los excesos y las imprudencias que se comenten se incrementan las muertes por accidentes de tránsito, ahogamientos, riñas; cuando los centros hospitalarios se abarrotan de víctimas y un sinfín de situaciones que lejos de denotar santidad son reflejo de la falta de reconocimiento y temor que el hombre tiene de Dios.
Los últimos días de Cristo en la tierra estuvieron rodeados de grandes pruebas y dificultades, la mayoría más fuertes de lo que cualquier ser humano creería poder ser capaz de soportar, pero aun así, este gran maestro demostró mediante su ejemplo, la grandeza que puede alcanzar el ser humano cuando se pone en contacto con su ser interior y este comienza a manifestarse en obras.
Entre los ejemplos que dio Jesús de Nazaret durante estos días podemos citar el de mantener la dignidad al enfrentar las mayores tribulaciones, el perdonar la traición por comprender la debilidad, mantener la ecuanimidad ante los mayores retos, comportarse compasivamente hasta con sus mayores enemigos, la fidelidad a sus ideales ante las mayores tentaciones, y así muchos otros; pero, tal vez, lo más loable fue el de mantener la confianza en Dios aun a costa de su propia vida y mediante ésta dar fe de la supervivencia del alma más allá del plano material.
La estadía del Hijo de Dios en la tierra tuvo un alto propósito: mostrarnos mediante una vida inmaculada el camino a seguir para acercarnos cada vez más a nuestro padre creador. Una vida dedicada a cumplir la voluntad de Dios manifestada en servir desinteresadamente a la humanidad, que nos invita sobre nuestro comportamiento para con nuestros semejantes, nuestra actitud ante las situaciones cotidianas y la manera en que pudiéramos mejorarlas si nos lo proponemos.
Amigos, hagamos un pequeño esfuerzo por imitar el ejemplo de Jesús, el Cristo, en nuestras vidas, porque así estaremos dando grandes pasos hacia la elevación de la calidad de vida en este planeta y con ello contribuyendo al acercamiento de la humanidad.
Estos días son ideales para recordar las enseñanzas de este sublime maestro del amor y la compasión, comparándolas con nuestro estilo de vida, y así poder establecer un patrón a seguir en nuestra vida diaria, en armonía con las lecciones aprendidas de este estudio y de esta manera contribuir al enaltecimiento de los valores humanos en nuestra sociedad.
!Ojalá que en estos días auspiciosos resucite el Cristo dentro de cada uno de nosotros brindándonos luz y vida eternas!