Son muchos los acuerdos arribados entre diferentes naciones con el propósito de crear las pautas para controlar la depredación de los recursos naturales, sin embargo el verdadero control de la recuperación está en manos de cada ser humano.
Es al hombre como parte de la naturaleza misma a quien la madre tierra regala su aire, platas, frutos, animales aguas, sus especies marinas y su latifundio.
En el caso de América Latina, específicamente en República Dominicana, algunas entidades tienen en agenda argumentos relacionados con el ecosistema y los recursos naturales, aunque al parecer no es un tema de interés para la mayoría.
Los residentes en República Dominicana han sido testigos de los fenómenos que pueden suceder debido al uso indiscriminado de los recursos naturales.
Cada día las posibilidades de vida del planeta se hacen más escasas producto del marcado desinterés por preservar el suelo, las platas, los animales, el agua y el aire.
La reducción de la Capa de Ozono, la lluvia Acida, causada por el dióxido de azufre de las industrias, la basura, acumulándose en todos los espacios del planeta, la contaminación sónica, afectando a millones de personas, incluso causando hipertensión arterial, ulceras, sordera, gastritis y hasta impotencia sexual.
Un estudio revela que alrededor de 170 mil km2 de bosques desaparecen anualmente. Estos y otros males son el resultado de una política egoísta, en la que se deforestan cientos de miles de terrenos, sin importar los resultados medioambientales, y prevaleciendo el interés exclusivamente económico.
Son muchas las actitudes con las cuales estamos matando nuestro espacio, es hora de abrir los ojos y no esperar que también las ongs, la iglesia y los partidos políticos seas los que hablen sobre la problemática medioambiental, sin obtener resultados que pueden desacelerar el proceso de destrucción. Es hora de que cada ser humano asuma un compromiso independiente de respetar y preservar nuestra madre naturaleza.