Comer despacio, además de ser más placentero, tiene un efecto beneficioso porque ayuda a perder peso ya que la sensación de hambre suele desaparecer a los 30 minutos después de iniciar la ingesta. Cuanto más despacio se coma menos calorías se consumen y se logra un mayor disfrute de los sabores y una mejor digestión.
Cuando comemos rápido el cerebro no tiene tiempo de percibir los mensajes de saciedad y tendemos a atragantarnos de comida, porque no discriminamos cuando finaliza el hambre.
Otra consecuencia de comer aceleradamente es que la comida sin masticar produce una distensión apresurada del estómago, lo que a su vez genera una desagradable sensación de dolor y plenitud (dispepsia).
Si en algunas ocasiones te sientes embotado y lleno de gases puede ser que se deba a que te apresuras al comer.
TIPS PARA EVITAR COMER RÁPIDO:
– Trata de desayunar, almorzar y cenar a la hora prevista, pues de esta forma evitas llegar a la mesa con demasiado hambre.
– Si te auxilias de un "tentempié", como una fruta o un yogurt cuando tienes un ataque de hambre, ingerirás pocas calorías y evadirás la tentación de comer algo demasiado graso o calórico, que es lo que te pedirá el cuerpo si no le das energía.
– Aleja el tenedor entre mordisco y mordisco: suelta los cubiertos mientras masticas y no los vuelvas a tomar hasta haber tragado el bocado.
– No centres toda la atención en la comida, aprovecha este momento para charlar con los otros comensales.
– Trata de comer al ritmo de la persona más lenta de la mesa.
– Analiza bien si ya te saciaste o si sigues comiendo por aburrimiento o nervios. De ser así, vete a caminar o busca otra forma de distracción.
– No comas frente a la televisión o mientras lees, pues cuando estás distraído tiendes a comer mayor cantidad y más rápidamente.