Muchos de saco y corbata y algunos con sotana, se atreven a opinar sobre un tema complicado del que muchos opinan de frente lo que no se atreven a opinar de espaldas.
Y no es que defienda el aborto en aquellas madres que por conveniencia decidan no asumir su responsabilidad al momento del coito, me refiero al Aborto Terapéutico que no es más que aquel que se practica para terminar con un embarazo que pone en riesgo la vida y/o la salud de la mujer embarazada. Pero al parecer en nuestra sociedad el derecho a la vida de la mujer muere con la concepción.
Es lamentable que en un país donde ya existe un metro, tenemos un presidente que habla de globalización y maneja casi a la perfección los temas de economía y desarrollo, hayamos retrocedido algunos 30 años con la aprobación del artículo 30 de la Constitución de la República.
Ni el presidente del senado, de la cámara de Diputados, ni el padre Luís Rosario ni el propio cardenal, tienen ovarios, ni poseen un útero, ni reciben regla menstrual cada 28 días, ni han sentido lo que es un dolor de parto, para obligar a las mujeres a parir, a dar a luz una creatura que no sea deseada, fruto de incesto, de ultraje de un padre que no existe, o que tenga alguna deformación congénita con la que solo una madre lucha hasta su propia muerte.
¿Es este el desarrollo que se exhibe en República Dominicana? ¿Es la iglesia católica la que debe decidir en cuestiones de esa naturaleza? ¿O es que el gobierno debe seguir siendo complaciente con los caprichos del Cardenal?…
Estoy de acuerdo cien por ciento con los pronunciamientos de grupos feministas que salieron disgustadas del congreso, con todas sus razones, es una falta de respeto al derecho de la mujer, como entre reproductor, es una burla a la sociedad misma en un país donde la pobreza crece a niveles desbordados producto de los hacinamientos y partos descontrolados de hijos de nadie…de haitianas que cruzan la frontera para embarazarse y logar una nacionalidad, de madres pobres…. de adolescentes y mujeres de todas las clases sociales que también tienen derecho a una vida digna, y a ser libres de decidir.