- Antes de aplicar el esmalte, agítalo entre las manos. Introduce el pincel, escúrrelo en el borde y aplícalo comenzando con una pincelada grande en el centro y completando con otras dos a cada lado, hasta cubrir toda la superficie.
- Asegúrate siempre de hacerlo en capas finas, para evitar problemas de secado o la formación de burbujas de aire. Respeta el tiempo de secado entre capa y capa, pues ésta es la forma más sencilla de conseguir un buen resultado.
- Si tu esmalte se ha quedado algo reseco o demasiado espeso a causa del paso del tiempo, no le añadas acetona. Es mejor sumergir el envase en un recipiente con agua caliente, casi como al baño maría, para diluir el esmalte y devolverle la fluidez perdida.
- En el momento de elegir el color del esmalte ten en cuenta que los tonos oscuros llaman mucho más la atención, por lo que debes cuidar tus manos para que luzcan hermosas. Los tonos claros (pasteles, blancos y beiges) tienen la virtud de alargar los dedos y ensanchar la uña.
- Lograrás un color más intenso y homogéneo, sea cual sea el que hayas elegido, si previamente prepara la uña con una capa de base blanca.
- Para conservar los esmaltes en buen estado durante más tiempo guárdalos dentro del refrigerador. Procura que el aire no entre dentro del frasco, ya que se secará la pintura mucho antes. Cada vez que abras el frasco para pintarte las uñas, intenta dejarlo destapado el menor tiempo posible, con ello, conseguirás que tu esmalte te dure mucho más.