Irma Judith Montes, coordinadora de la Comisión Ampliada de Mujeres de América Latina y el Caribe, asegura que cientos de féminas en la región son sometidas incluso a pruebas lacerantes para su dignidad antes y después de ser contratadas.
Como en el filme País del Norte -inspirada en la vida de Lois Jonson y los abusos contra las féminas en las minas de hierro de la Eveleth Taconite Co., en Minnesota, Estados Unidos-, las multinacionales practican pruebas para detectar posibles embarazos antes de emplearlas y luego las obligan a tomar píldoras anticonceptivas.
Las mujeres están desprotegidas por parte de las autoridades de la zona, donde son escasas las leyes a su favor, y cientos de sindicalizadas están amenazadas hasta de muerte, afirmó Montes en una entrevista en Córdoba, España.
Defensoras de los derechos del sector coinciden en que los casos de acoso sexual se agravan porque muchas víctimas no están conscientes de ello, más un artículo aparecido en la web del Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional (OIT/CINTERFOR), insiste en tal conducta ligada a las relaciones de poder y como una forma de discriminación por razón del género.
"Si bien los hombres pueden ser también objeto de acoso sexual, la realidad es que la mayoría de víctimas son mujeres. El problema guarda relación con los roles atribuidos a uno y otro sexo en la vida social y económica lo cual, a su vez, directa o indirectamente, afecta a la situación de las mujeres en el mercado del trabajo", plantea la institución.
Impotencia, humillación, ansiedad, depresión, ira, fatiga y enfermedades físicas son apenas algunas de las posibles incidencias sobre las sometidas a esa forma de discriminación ilegal.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que las mujeres se encuentran más expuestas a semejante conducta porque carecen de poder, están en posiciones más vulnerables e inseguras, les falta confianza en sí mismas, o han sido educadas por la sociedad para sufrir en silencio.
Pero las más amenazadas por esta práctica, refieren especialistas vinculados al organismo internacional, son aquellas a las cuales se les percibe como potenciales competidoras con respecto a las posiciones de mando. De acoso sexual se habla más desde 1974, cuando académicos de la estadounidense Universidad Cornell lo definieron como una práctica que transita desde el tacto indeseado entre compañeros de trabajo hasta los comentarios lascivos, discusiones sobre superioridad de sexo, bromas sexuales y favores de ese tipo para conseguir otros status laborales.
Sin embargo está demostrado que el acoso sexual limita la producción y la eficiencia en el trabajo, lacera la mujer y crea una secuela negativa en las sociedades.