Ese estudio también estableció que los adultos mayores sin antecedentes de demencia podrían reducir sus posibilidades de padecer la enfermedad sin consumen alcohol de forma moderada y que la actitud positiva de los médicos es fundamental a la hora de comenzar y sostener el abordaje de esta condición que afecta a miles de personas en el mundo.
Los investigadores recalcan que las personas con antecedentes de problemas relacionados con la salud cerebral (no necesariamente de Alzheimer) no sólo no parecieron beneficiarse del consumo de alcohol en forma alguna, sino que, además, corren el riesgo de padecer otro tipo de demencia de mayor magnitud.
Según los resultados del citado estudio, entre las personas cognitivamente aptas, el riesgo más bajo de demencia fue para los que bebieron en promedio entre una y dos medidas alcohólicas diarias. Pero en el caso de los que comenzaron el análisis padeciendo problemas de esta índole, aunque fueran leves, el alcohol no fue válido como protector.
Estas conclusiones coinciden con las de un estudio realizado precedentemente en el Centro para la Investigación sobre el Envejecimiento del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, en el cual, tal como consta en el British Medical Journal, donde se determinó que beber alcohol, incluso con poca frecuencia, podría incrementar el riesgo de demencia si se pertenece al 20 por ciento de las personas que poseen un gen que asociado al Alzheimer, llamado "alelo de la apolipoproteína e4" (apoE4).
Este gen que es muy frecuente (detectable en el 20 al 25 por ciento de las personas) no sólo puede ser muy perjudicial en relación con las bebidas alcohólicas, sino que además en general es considerado un factor de riesgo de Alzheimer.
La doctora Kaycee M. Sink, especialista del área, destacó que para el estudio se tuvieron en cuenta otras cuestiones como la presencia de síntomas de depresión, el nivel de actividad y salud cognitiva.
"Partiendo de la investigación no podemos recomendar que los adultos mayores que no beben comiencen a hacerlo, pero es justo decir que si una persona ya es consumidora habitual y moderada de alcohol podría reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer y otro tipo de demencias. Esto sin dejar de mencionar que en los casos que ya existen problemas de memoria o de pensamiento, la ingesta podría acelerar el declive de la memoria", enfatizó la doctora Sink.
"La actitud positiva de un médico hacia el Alzheimer es un factor importante en el diagnóstico temprano de la enfermedad. Esto es fundamental porque conocer su situación precozmente le permite a los pacientes planificar su atención con perspectiva futura", aseguró la investigadora australiana Nérida Paterson en un estudio cuyas conclusiones también serán presentadas en Viena.
En su abordaje, el equipo de la médica estableció que la actitud positiva de un profesional respecto de la identificación y el tratamiento de la demencia es el factor más importante para un diagnóstico temprano del Alzheimer.
SOBRE LA ENFERMEDAD:
El Alzheimer, considerado la causa más frecuente de demencia, se caracteriza por la declinación de las funciones intelectuales, y se desarrolla como consecuencia del deterioro neurológico.
Entre los síntomas o signos más frecuentes se cuentan la pérdida de memoria, la confusión, las dificultades para expresarse, escribir, razonar, pensar; la desorientación en tiempo y espacio, los problemas para llevar a cabo actividades conocidas y los cambios de humor o comportamiento.