Willy es un estudioso de los movimientos del arte contemporáneo y asimila sus aportes en la ejecución de sus pinturas, en la que demuestra que es un amante de la naturaleza y el color antillano. Su obra llena de colorido pero sin estridencia, demuestra su dominio técnico y compenetración al abordar los temas, sean marinas, acuarios, casitas de los ríos y animales.
Para el crítico de arte, Ignacio Nova, Willy Pérez presenta una naturaleza revestida de los rasgos de la psicología nacional y regional, en una especie de romance que desde la abstracción de las estructuras heredadas de su padre, la expresividad gestual y la sensibilidad propia asume al objeto como sujeto, alma y lo destaca.
Nova señala que el colorido armonioso resalta el silencio y lo estridente; que péndula de los azules profundos, aguijoneados por tonalidades del turquesa hasta verdes y amarillos iluminados y totales. Así construye su poesía del color; así arquitectura este oficio hecho para el ojo; que habla de amor al terruño; que se agota y se crece en los extravíos delirantes de la radicalidad y la tradición.
Willy Pérez desde temprana edad, bajo la orientación de su padre el Maestro Guillo Pérez, participa en exposiciones colectivas, concursos de arte y ferias internacionales de arte donde sus obras son apreciadas y adquiridas por los coleccionistas.
La muestra forma parte del Circuito de Galerías y se realizó en la Escuela y Galería de Arte Guillo Pérez, ubicada la calle Paseo de los Locutores, #33C, Cul de Sac, Evaristo Morales.