Este descubrimiento de bioquímica básica presenta un beneficio secundario importante: ha permitido descubrir cómo actúan los antibióticos en las células de las bacterias y da armas para luchar contra la preocupante resistencia bacteriana a estos fármacos.
Venkatraman Ramakrishnan (Universidad de Cambridge, Reino Unido), Thomas A. Steitz (Universidad de Yale, EE UU) y Ada E. Yonath (Instituto Weizmann, Israel) consiguieron, a través de la cristalografía de rayos X, conocer en tres dimensiones la estructura del ribosoma, la máquina molecular que en la célula produce las proteínas seleccionando aminoácidos según las instrucciones de cada gen.
A partir de la estructura pudieron llegar a saber cómo funciona este traductor del código genético y vieron que muchos antibióticos atacan específicamente el ribosoma de las bacterias.
"Desde que Francis Crick planteó en 1956 el problema fundamental biológico de cómo se pasa del ADN al ARN y del ARN a las proteínas, han transcurrido más de 50 años", resaltó Gunnar Öquist, secretario de la academia y vicepresidente del comité Nobel.
"Lo que han hecho los premiados es resolver la última pieza del rompecabezas, cuando muchos pensaban que resultaría imposible ver la estructura del ribosoma mediante la cristalografía", añadió. Curiosamente, es la misma técnica que permitió a Watson y Crick resolver la estructura de ADN en aquellos años.
Los galardonados con el Premio Nobel comparten 975.000 euros del premio a partes iguales y nunca han trabajado juntos.