Ubicado al norte de Santa Lucía, este volcánico y montañoso departamento francés de ultramar, considerado región ultraperiférica de la Unión Europea, pertenece al grupo de las llamadas Antillas Menores.
Con una geografía dominada por el volcán Monte Pelée, de mil 397 metros sobre el nivel del mar, Martinica obtuvo, según encuestas, la máxima puntuación por sus exquisitos y originales platos, además de excelentes servicios gastronómicos.
Muriel Wiltrof, director del Buró de Promoción de Martinica para las Américas, expresó su beneplácito luego de conocer los resultados de los sondeos realizados por revistas de reconocimiento internacional acerca del tema.
El territorio, integrante del grupo de las islas de Barlovento, presume de un escenario culinario ecléctico con la presencia de jefes de cocina locales y foráneos que cuentan con un elevado nivel en el arte de la gastronomía.
A través de toda la isla se encuentra disponible la cocina francesa, sin embargo no tiene rivales en París por su mezcla natural con la cultura creole, fruto de su multiétnica población: india, francesa, africana, europea y caribeña.
Esta sublime mezcla logra hacer única la creación culinaria martiniqueña con bautismo creole, que provoca una y otra vez, las visitas de turistas. Catalogada como "La Isla de las Flores", "La Capital Mundial del Ron", "La Isla de Célebre Poeta", se convierte ahora en la excelencia culinaria del Caribe y el mas atrayente destino turístico a escala internacional.
Al igual que todas las islas caribeñas, Martinica resulta ideal para el turismo, en su caso en particular, por sus playas de arenas blancas en el sur, y arenas negras en el norte.
Las caletas invitan a practicar el buceo, la natación y la pesca, también se pueden conocer manantiales termales, recorrer terrenos montañosos y visitar lugares selváticos.
Entre la lozanía de su vegetación sorprenden las madras, fular, sombrero de bakua, lilas u orquídeas, que matizan el paisaje en contraste con el norte rico volcánico.
El cultivo de esas flores multicolores forma parte de los principales renglones de la agricultura además de los frutales como cocos, piñas y papayas, y para el consumo interno, papas y yuca.
Los cañaverales matizan con aroma de ron a Fort- de-France, su principal ciudad, de estilo francés ubicada en pleno Caribe. Actividades culturales y festivas tienen lugar durante todo el año.
Algunas son verdaderos clásicos como el Carnaval, la tradicional Vuelta de las Yolas, las regatas y la carrera trasatlántica. Esos eventos, incrementan la relevancia de la gastronomía martiniqueña que se concentra en la competencia y originalidad, con la oferta de platos típicos, con coloridos y mestizos sabores populares.
Entre ellos salen a la preferencia un "féroce de aguacate", un "colombo de cabra o cerdo" y para postre un "Blas-manger", dejando un ron añejo como digestivo.
Decorados típicos saltan a la vista en platillos adornados con especies que añaden color y sabor, como cebolla, ajo, perejil y tomillo, ingredientes comúnmente usados.
Chilli, canela, comino, vainilla, jengibre, nueces, moscatel son también muy utilizados por los chefs de cocina en las diferentes recetas para completar sabores sutiles y lograr aromas.
Nombrada también en noviembre del 2008 como "La Isla con la Mejor Gastronomía", por la Revista Mundial Caribeña, esta tierra se funde en una mezcla de deleitable e inconfundible arte culinaria, una imponente belleza natural y una rica historia cultural.
Situada en pleno escenario de la Comunidad del Caribe (CARICOM), esta isla no pertenece a ese bloque integracionista, pero mantiene estrategias de cooperación con naciones limítrofes pertenecientes a esa organización.
Cuatro instituciones agrícolas francesas mantienen estrechos vínculos con la región caribeña, con la participación de investigadores que trabajan en el desarrollo rural y agropecuario.
Asimismo, el gobierno francés prioriza áreas de cooperación con la CARICOM como el apoyo al desarrollo sostenible para la región.