Según este estudio, publicado en la revista médica 'The Lancet' dentro de una serie de artículos sobre cambio climático y salud con motivo de la Cumbre del Clima que se celebrará el próximo mes de diciembre en Copenhague (Dinamarca), mejorar la eficiencia, incrementar la captura de carbono y reducir la dependencia de los combustibles fósiles, no es suficiente para cumplir los objetivos de reducción de emisiones. |
Así, según estos expertos, si todas estas medidas se combinan con la reducción del 30 por ciento en la producción ganadera y en la ingesta de productos cárnicos, se obtendrían "beneficios sustanciales para la salud de la población" y recortaría las emisiones. Los investigadores detectaron que reducir el consumo de grasas saturadas de origen animal en los adultos de Reino Unido, rebajaría en un 17 por ciento las muertes prematuras por enfermedades cardíacas, es decir, que evitaría 18.000 muertes prematuras anuales. La misma medida evitaría hasta 1.000 muertes prematuras en la ciudad de Sao Paulo (Brasil). Los expertos consideran que un aumento de la demanda de este producto, particularmente en países con economías emergentes, podría elevar la producción ganadera hasta un 85 por ciento en el 2030 desde los niveles del 2000. No obstante, estos científicos opinan que es "necesaria" una acción global para maximizar los beneficios de un recorte en la producción y consumo de carne, y que las ventajas medioambientales "pueden aplicarse sólo en aquellos países que actualmente tienen niveles de producción altos". |