Cuando tienes vellos incómodos, que te avergüenzan, lo más seguro es que te vuelvas casi un experto en depilación y conozcas casi todos los métodos caseros… desde los más tradicionales como la cuchilla de afeitar, la cera y las cremas depilatorias, hasta algunas opciones un poco más modernas como las máquinas que arrancan los vellos de raíz.
Pero cuando esos vellos crecen más rápido de lo que quisieras y te están volviendo un esclavo de la depilación, es probable que te preguntes ¿cómo serán los métodos de depilación permanente? La depilación con rayo láser y la depilación por electrólisis son dos opciones de uso frecuente para la depilación definitiva. Acá te contamos de qué se trata la segunda.
La depilación por electrólisis fue descubierta en 1875 y se usa desde hace más de 100 años para hacer que los vellos incómodos y antiestéticos se desaparezcan del cuerpo. El objetivo de este método es destruir la raíz de cada vello para que no vuelva a crecer.
¿Cómo funciona? Por medio de descargas eléctricas. Primero se inserta una pequeña aguja en el agujero de cada vello hasta llegar al folículo, que es en donde se encuentra la raíz del vello y dónde éste empieza a crecer y a través de ella aguja se envía un impulso eléctrico de muy baja intensidad suficiente para destruir la raíz. Luego, el vello que queda se saca con unas pinzas.
A diferencia de algunos métodos caseros en los que se depilan varios vellos al mismo tiempo, la depilación por electrólisis se hace vello por vello, pues es la única manera de actuar sobre la raíz. Por eso es ideal para cubrir pequeños grupos de vellos como de las axilas, del área del bikini, del labio superior, de las cejas, de la barbilla, del área del estómago, de los pezones y de la ingle.
¿Duele? Muchos creen que sí, pero realmente no es un procedimiento doloroso. Es probable que te incomode un poco, pero con los avances de la tecnología, los nuevos métodos son cada vez más suaves. Y si sientes mucha incomodidad, especialmente en zonas más sensibles como las axilas o el área del bikini, puedes pedir que te apliquen un anestésico local (en la piel).
¿Es definitiva? Hasta el momento la depilación por electrólisis ha demostrado ser bastante efectiva, haciendo que la raíz del vello muera definitivamente y por lo mismo que no vuelva a crecer. Pero no debes confundir definitivo con inmediato, pues no lo es. Por eso se requieren varias sesiones de electrólisis para que puedas tener resultados definitivos.
Esto se debe a dos razones principales. En primer lugar, no todos los vellos crecen al mismo tiempo, y cada semana puedes tener un vello nuevo. En segundo lugar, este tratamiento no destruye la raíz y el vello de inmediato, sino que los debilita lentamente, hasta eliminarlos. Por eso es importante asistir a todas las sesiones que te indiquen, hasta asegurarse que todas las raíces de todos los vellos han desaparecido. Después de eso, puedes confiar en que el tratamiento será definitivo.
¿Cuántas sesiones se necesitan? Todo depende de tu tipo de piel, del tipo de vellos que tengas y de los métodos de depilación que hayas tenido anteriormente.
¿Tiene efectos secundarios? Muy pocos. Es normal que la piel se vea un poco roja e inflamada después del tratamiento, pero sólo unos días. Sin embargo, debes tener cuidado cuando tu piel es muy sensible o si tienes problemas de cicatrización, pues te puede causar ronchas, queloides (un tipo de cicatrización anormal) o cambios en el color de tu piel. En esos casos, consulta con el profesional que te hará el tratamiento, para que evalúe si puedes tener problemas o que te haga una prueba en otra parte del cuerpo antes de iniciar el tratamiento.
¿Cuándo no es recomendable? Para hacerte electrólisis, debes haber ya pasado la pubertad. No es aconsejable para los vellos que se encuentran dentro de la nariz o de las orejas, ni tampoco para los que crecen sobre lunares. Y tampoco se recomienda cuando tienes diabetes o problemas de coagulación.
Si eres esclavo de la depilación, la electrólisis puede ser tu liberación. Pero… no la dejes en manos de cualquiera. Busca siempre un equipo profesional (idealmente un dermatólogo), para que trate a tu piel con el mismo amor con que la tratarías tú, pero aún más importante, que tenga los conocimientos necesarios.
Fuente: Vida y Salud Boletín: Mujeres y Belleza