Bailando durante una hora puedes quemar hasta 350 calorías, tonificar tus músculos, aumentar tu condición cardiovascular (contribuir a mejorar la salud de tu corazón) y liberarte de estrés.
Hay muchos tipos de baile y distintas alternativas para todos los gustos, pero si realmente quieres sacarle provecho, lo ideal es un tipo aeróbico, que te haga sudar y aumente tu frecuencia cardiaca.
Si lo que quieres es perder peso, opta por una exhaustiva clase de body jam, zumba, hip hop o salsa (parte de la intensidad la establece el maestro).
En caso de que tu meta no sea bajar unos kilos pero quieras unas pantorrillas envidiables, los bailes de salón como el tango y el mambo te van a encantar; y si lo que quieres es tener un abdomen plano, escoge sesiones de Belly Dance.
Si bailas un promedio de tres veces por semana, puedes complementar tu ejercicio con otro tipo de rutinas más tranquila, como pilates o yoga.
Bailar sirve, entre otras cosas, para mejorar tu estado de ánimo porque no solo es diversión: te ayuda a liberarte de tensiones, lo cual estimula la secreción de hormonas que producen bienestar y, por ende, mejoran tu salud.
Si estás inscrita en un gimnasio es muy probable que encuentres este tipo de clases como alternativa, pero si prefieres ejercitarte en casa, puedes adquirir varios videos para ponerte a bailar en la comodidad de tu cuarto.
En el baile, a diferencia de en una rutina convencional de ejercicio, puedes encontrar un espacio de expresión y desinhibición que te libere de complejos, mal humor y preocupaciones.
Hay muchas formas de integrar el baile a tu rutina de ejercicio y hoy en día existen clases que fusionan varios ritmos con bloques de coreografías que mezclan ejercicios como sentadillas, desplantes patadas, etcétera, logrando una perfecta combinación de de entrenamiento y baile.
Al bailar incrementas tu coordinación y elasticidad, adquieres una mayor capacidad de movimiento al mismo tiempo que fortaleces tus huesos y músculos, quemas calorías y te olvidas del desasosiego.
¿Qué dices? ¿Te animas?