La narración de la entrada a Jerusalén está escrita en el Nuevo Testamento, de la Biblia, siendo mencionada por todos los evangelios canónicos: (Evangelio de Mateo capítulo 21, 1-9; Evangelio de Marcos capítulo 11, 1-10; Evangelio de Lucas, capítulo 19, 28-40; Evangelio de Juan, capítulo 12, 12-19).
En la Semana Santa se celebran los misterios de salvación realizados por Cristo en los últimos días desde su entrada mesiánica en la ciudad de Jerusalén.
Por eso la Semana Santa comienza hoy con el domingo de Ramos de la Pasión Señor, que une el triunfo de Cristo -aclamado como Mesías por los habitantes de Jerusalén y hoy en el rito de la procesión de las palmas por los cristianos- y el anuncio de la pasión, con la proclamación de la narración evangélica en la Misa.
Los ramos no son algo así como un talismán o un simple objeto bendito, sino el signo de la participación gozosa en el rito procesional, expresión de la fe de la Iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va hacia la muerte para la salvación de todos los hombres. Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual.
A lo largo de los distintos países de tradición católica, y al margen de las celebraciones litúrgicas, diversas manifestaciones populares conmemoran la entrada en Jerusalén y, en muchos casos, dan comienzo a las procesiones de Semana Santa.
Es uno de los bellos comienzos de la llamada Semana Mayor, se recuerda el inicio de una vida que entró por una puerta de cristianidad del pueblo de Dios, recordando que Dios hecho hombre venía a la salvación del hombre.
Las autoridades ambientales de la región hicieron un llamado especial en esta fecha a las comunidades y ciudadanía en general a no dañar la vegetación ni las especies nativas, como son la ‘Palma de Cera', que ha sido la más utilizada el Domingo de Ramos.
Por esta razón, la invitación que hacen entidades como la CRC y Territorial Surandina de Parques Nacionales Naturales de Colombia, es que ese encuentro de fe con el creador sea una manifestación alegre y feliz, pero sin dañar ni acabar con su creación.
"A nuestra vegetación debemos dejarla vivir en paz, necesitamos, sobre todo por el cambio climático que hoy vivimos, que la fotosíntesis se cumpla con normalidad y tranquilidad, de modo que la misma naturaleza pueda regularse", sostuvo Patricia Ordóñez, profesional especializado de la CRC.
De allí que este Domingo de Ramos sea ante todo un homenaje a la vida, a la naturaleza y en especial que se convierta en una oportunidad para seguir viviendo en el planeta, la gran obra del Creador.