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En algunos casos, este trastorno
metabólico puede prevenirse, pero aunque hay millones de personas en todo el mundo que lo
padecen, son pocos quienes conocen las causas de su aparición y la forma de
enfrentarla.
¿Qué es la insulina?
Es una hormona producida por
el cuerpo humano para transportar hacia las células la glucosa o azúcares
contenidas en los alimentos, a fin de proveerlas de energía.
Los alimentos que
ingerimos son transformados en glucosa en el intestino delgado. Después, ésta es distribuida a todo el
organismo a través del torrente sanguíneo en búsqueda de células necesitadas de
energía. Para que la glucosa logre
entrar a ellas requiere de la insulina, que en este caso funciona como una "llave"
que le permitirá entregar los nutrientes.
En una persona considerada
sana, la insulina que transporta la glucosa
es producida y administrada en cantidad correcta en el páncreas. Cuando este órgano no funciona adecuadamente, los niveles de insulina se
reducen significativamente, lo que equivale a un menor número de "llaves"
disponibles para abrir las células y alimentarlas.
Características
de la diabetes:
La diabetes se caracteriza
por un aumento de la glucosa en el torrente sanguíneo, provocado por la escasez
de insulina que impide a las células
absorberlas dotar así al cuerpo de la
energía suficiente para realizar labores cotidiana.
Al no haber insulina, la
glucosa se acumula en la sangre, lo que origina la enfermedad; que puede
deberse a dos causas: a la falta de esta
hormona en el cuerpo o al hecho de que el organismo no responda.
La pérdida de peso,
característica de las personas diabéticas, se genera cuando el organismo
succiona los nutrientes, sobre todo en los músculos, y constituye la manera en
que el cuerpo "se autoconsume" para recuperar la glucosa que no puede absorber
de los alimentos.
Uno de los principales
factores de riesgo de la diabetes es la obesidad, aunado a los malos hábitos alimenticios (en
donde no hay horarios específicos, cantidad adecuada ni calidad óptima de lo
que se ingiere) y a la poca actividad física.
TIPOS
DE DIABETES:
Tipo
1: De
origen genético desconocido. Sus
síntomas son: fatiga, aumento de la sed, orina frecuentemente, náuseas y
vómitos, hambre excesiva, pérdida de peso aun con el aumento del apetito. Estos
síntomas, por lo general, se desarrollan en un lapso corto.
Tipo
2: Se
adquiere durante la vida por malos hábitos alimenticios y falta de
ejercicio. Sus síntomas son: visión borrosa, fatiga, hambre excesiva, aumento
de la sed, orina frecuente y en grandes cantidades, hormigueo, entumecimiento
en manos y pies, cortaduras y heridas que tardan en cicatrizar.
CONSECUENCIA
DE LA DIABETES EN LA VIDA SEXUAL:
En los hombres, la
diabetes produce disfunción eréctil. La
mala circulación y la pesadez de la sangre, provocada por el exceso de glucosa,
impide llenar adecuadamente los vasos cavernosos del pene y lograr una erección
duradera y satisfactoria. En las mujeres
disminuye el deseo sexual y la lubricación se vuelve más difícil.
TRATAMIENTO:
El tratamiento de la
diabetes tiene como base fundamental el régimen dietético, que puede ser lo
único necesario para un correcto control o puede constituirse en el complemento
obligatorio de cualquier tipo de medicación que se aconseje una vez
diagnosticada la diabetes.
Con respecto a la dieta,
se trata de mantener una alimentación equilibrada con bajo o nulo consumo de
azúcares de digestión y absorción rápida (evitar: pasteles, dulces, algunas
frutas, refrescos azucarados). La distribución de los carbohidratos debe ser
realizada regularmente en al menos 4 a 6 comidas diarias.
Un aliado ideal a una alimentación
correcta es un cambio en los hábitos de vida, con la adopción de horarios y
tiempos para la alimentación, el descanso y el esparcimiento pero
fundamentalmente con la inclusión de una actividad física aeróbica acorde a las
características personales de cada uno.
En cuanto a la medicación
propiamente dicha existen fundamentalmente dos tipos de fármacos que se usan
para el control de la enfermedad: los antidiabéticos orales y la insulina.
DECÁLOGO
DEL TRATAMIENTO CORRECTO:
1) El tratamiento es integral
e implica un cambio sustancial en los hábitos y costumbres. Cuanto antes tome
conciencia de ello, mejor será el resultado a largo plazo.
2) El tratamiento debe ser
controlado por un especialista, en forma directa o con interconsultas
periódicas.
3) La diabetes es una
enfermedad tratable pero aún no es curable, por lo tanto escuche solamente a su
médico y no confíe en recetas mágicas ni en promesas milagrosas: su salud está
en riesgo.
4) La falta de síntomas o
valores de laboratorio dentro de límites normales no significan curación,
continúe controlándose. Su médico decidirá sobre la oportunidad y frecuencia de
los controles de la glucosa.
5) Respete
responsablemente la dieta y demás consejos que le brinde su médico y ante
cualquier duda consúltelo.
6) Ante síntomas que no
comprende no saque conclusiones, consulte con su médico y en caso de no poder
hacerlo, ante la emergencia, use elementos azucarados. NUNCA, BAJO NINGUNA
CIRCUNSTANCIA, USE INSULINA POR SU CUENTA, es una droga sumamente activa que,
usada indebidamente, pone en riesgo su vida.
7) No cambie las dosis y los horarios que le
fueron indicados sin asesoramiento profesional.
8) No use medicamentos que le fueron indicados a
otras personas. Por más que a ellas le produzcan beneficios, los tratamientos
son individuales y personales.
9) Para realizar
actividades físicas consulte con su médico, en general los deportes de
competición deben ser evitados al igual que las situaciones de estrés, pero es
fundamental una actividad física moderada.
10) Identifíquese como
diabético, no es una situación vergonzante y le facilitará la comprensión por
parte de las otras personas de sus límites y podrán ayudarlo más eficazmente en
caso de necesidad.