LLANTO: Por supuesto que su bebé llora si siente hambre. Pero también si tiene alguna incomodidad, como sea frío, calor, humedad en los pañales o gases que no pueda expulsar. Si no existe ninguna de estas causas probablemente esté muy cansado, ha sido sobreestimulado y eso le impide dormir.
SUCCIÓN: Los bebés no solo chupan para sobrevivir, sino por la pura sensación placentera que les produce. Por eso muchas veces los chuperos los claman como por arte de magia y no se debe impedir que los niños se chupen los dedos. Si se prefiere que el bebé succione un chupete, cerciórese de que escoge uno adecuado a su edad, para que no se atragante.
EXTENDER LOS BRACITOS como para alcanzar algo. Suele querer decir que desea que le tomen en los brazos. Muchas personas le aconsejarán que no lo haga porque con eso "malcría al niño". No haga caso. Los niños necesitan contacto físico con sus padres y eso disminuye cualquier estado de ansiedad en que puedan encontrarse.
SONIDOS: Si el bebé descubre que puede emitir sonidos, los repetirá constantemente. Si los padres lo imitan y corean con él esos "gorjeos" el placer que sentirá su pequeño o pequeña será indescriptible y comenzará a mover rápidamente los brazos y las piernas.
HUMOR CAMBIANTE: Si el bebé está muy alegre y de pronto rompe en sollozos, es que ha querido comunicar algo y no sabe cómo hacerlo o no puede. Pero cuando los padres acuden a su lado y le "conversan" un poquito, volverá a sonreír y a sentirse feliz.
Ahora bien, cada pequeñuelo puede desarrollar su propio lenguaje corporal y los padres deben observarlos para determinar si tiene alguna característica especial.