La siguiente guía obtenida de http://www.guiamamaybebe.com obtienes las razones que pueden incomodar a tu pequeño.
– Siente hambre. Este es el motivo más frecuente de llanto. El pequeño estómago de tu bebé no tiene capacidad para albergar mucha comida, por ello a un recién nacido hay que alimentarlo cada vez que lo pida… o que llore. Para que quede satisfecho, conviene lactarlo 20 minutos por cada seno o hasta que sea él quien tome la iniciativa de retirar tu pezón. Si terminas de darle de comer y sigue llorando, tal vez quiera decir que quedó con hambre y tendrías que completarle la alimentación con leche de fórmula. De todos modos, cuéntale al pediatra para que él confirme el motivo y, en tal caso, te indique lo que debes hacer.
– Su pañal está sucio. Como ahora los pañales aíslan muy bien la humedad de la piel, hay muchos bebés que no lloran porque estén mojados sino porque hicieron popó. Sin embargo, revísalo con frecuencia y cámbialo si es necesario, sobre todo si tiene la piel delicada. Mientras el recién nacido esté lactando no debería sufrir rozaduras, pero debes estar atenta.
– Tiene calor o frío. Para saber le colocas tu mano sobre su pancita (no te conformes con tocarle las manos o los pies porque estos, normalmente, son más fríos), el abdomen es un buen indicador de su temperatura corporal. Si lo sientes frío verifica que tu casa no tenga corrientes de aire y ponle un suéter extra o una pijama térmica. Por lo general, los bebés pueden tener tanta ropa como los adultos, pero un recién nacido necesita protección extra, ya que es más friolento. Si, por el contrario, notas que suda o tiene sarpullido en la cara o el cuello quiere decir que el calor es el culpable de su llanto, por lo tanto quítale el suéter o báñalo.
– Quiere que lo mimes. A veces, tu hijo llora porque quiere sentir la seguridad y la calidez de tu cuerpo, tus cariños y tu voz. Así que cárgalo, llévalo en brazos y háblale todo lo que quieras, y no te preocupes, los primeros meses no lo vas a malcriar si lo consientes demasiado.
– Necesita calma. Los recién nacidos no manejan bien el hecho de que muchas cosas sucedan al mismo tiempo (sonidos, personas que entran y salen, movimientos bruscos…). El llanto puede significar ya no más así que mejor llévalo a un sitio tranquilo y silencioso. Seguramente, después de un rato logrará calmarse y dormirá.
– Se siente enfermo. Aunque seas primeriza pronto notarás que el llanto de tu bebé es diferente cuando está enfermo; es mucho más insistente y en un tono agudo. Si tienes la impresión de que algo no está bien o tu pequeño tiene dificultad para respirar, vomita, tiene diarrea o estreñimiento llama inmediatamente a tu pediatra.
Camino hacia la calma. Como se ha visto, el recién nacido tiene más de un motivo para llorar, por lo tanto los padres deben ensayar diferentes tácticas para tranquilizarlo en caso de que, después de cambiarle el pañal, alimentarlo y sacarle los gases continúe sollozando. Estas son algunas de las estrategias más eficaces:
– Estréchalo en tus brazos. A los recién nacidos les gusta volver a sentir la sensación de protección que vivieron en el útero.
– Pon un sonido de fondo. Cuando estaba en tu pancita escuchaba el latido regular de tu corazón, alguna canción del ambiente, incluso la lavadora, la licuadora o la aspiradora. Todos estos sonidos pueden tener un efecto calmante.
– Cámbialo de posición. Los pequeños se cansan de estar acostados de un mismo lado. La solución es simple, ensaya nuevas ubicaciones, por ejemplo, acuéstalo sobre su espalda por unos minutos.
– Trátalo con suavidad. Es común que al cargar a los recién nacidos los movamos bruscamente, sin darnos cuenta, y esto los asusta.
– Hazle masajes. Pasa tu mano por su pancita o la espalda, con movimientos suaves y circulares. Esto lo aliviará y el llanto desaparecerá.
– Dale algo para chupar. Llevarse el dedo a la boca o el chupón los relaja y los entretiene.