La meningitis bacteriana, más frecuente en bebés, puede causar problemas a largo plazo, como sordera o parálisis cerebral, e incluso la muerte si no se trata enseguida. El diagnóstico se realiza por medio de una punción lumbar para tomar una muestra del líquido cefalorraquídeo. Las tres bacterias que normalmente producen la infección son:
Meningococo: es el tipo más corriente y sí se trata a tiempo, por lo general, tiene un buen desenlace. No obstante, la misma bacteria puede también causar septicemia (envenenamiento de la sangre). En algunos países se vacuna sistemáticamente a los bebés contra el tipo C, y en la actualidad se está desarrollando una vacuna que proteja contra el tipo B.
Haemophílus B (Hib): los casos de meningitis causados por esta bacteria han descendido de forma espectacular desde que se introdujo una vacuna eficaz.
Neumococo: afortunadamente no es muy común; la vacuna neumocócica ahora se incluye en las vacunaciones de los bebés. Lo que puedes hacer:
– Si sospechas que tu hijo ha contraído meningitis, no esperes a que aparezcan manchas; consúltalo inmediatamente con el pediatra o llévalo a urgencias pediátricas.
– Si a tu hijo le han salido algunas manchas, puedes hacer la prueba del vaso. Ten presente que en muchos casos no aparecen manchas o son muy leves y desaparecen al presionar con el vaso.
La Prueba del Vaso. Presiona un vaso contra lo zona afectado. Si las manchas no pierden el color, puede ser meningitis
Signos y síntomas de la meningitis
En los bebés
– Llanto débil o agudo
– Abultamiento de las fontanelas
– Vómitos
– El bebé está aletargado, irritable y decaído
– Piel fría y húmeda, con manchas o erupciones. Las típicas manchas de color rosa oscuro que no desaparecen con la presión.
En los niños y los adultos
– Dolor de cabeza intenso
– Rigidez en el cuello
– Vómitos
– Erupción
– Fiebre
– Aletargamiento
– Irritabilidad
– Fotofobia (sensibilidad a la luz).