Analiza estas ugerencias para que puedas seleccionar la actividad que te resulte más apropiada y establecer un plan duradero de ejercicios, sin abandonarlo en el intento.
Ya estás al tanto de los beneficios de hacer ejercicio físico: no sólo te ayuda a mantenerte en forma sino también a disminuir la presión arterial, el colesterol "malo" y los triglicéridos; a fortalecer los huesos, bajar de peso o mantener un peso sano, a disminuir el riesgo a contraer cáncer, a ayudar a combatir la depresión y a aliviar el estrés; incluso, algunos afirman que mejora la actividad sexual.
Entonces, ¿por qué postergar nuestra rutina de actividades físicas si nos pueden proporcionar tantos beneficios? Una de las principales cosas que debes tener en cuenta al momento de elegir qué ejercicio realizarás es pensar en tus gustos y tus posibilidades. Antes que nada, piensa en algo que te divierta. ¿Para qué vas esforzarte en realizar algo que en realidad te aburre?, mejor elige algo que te motive y te resulte entretenido .
Una vez que hayas decidido cuál es tu actividad favorita, es importante que consideres las posibilidades reales y concretas de realizarlos. Puede te que encante esquiar pero si vives a varias horas de viaje de la montaña, puede resultar complicado para realizar de forma regular.
Además, el trabajo, la familia y las tareas cotidianas muchas veces dificultan el establecimiento de una rutina apropiada. Si estás muy ocupado/a, ¿para qué proponerte jugar al tenis dos veces por semana, si no podrás ir más que una o peor, sólo algunas veces al mes?
Planea una rutina de ejercicios que esté al alcance de tus posibilidades y trata de mantenerla. Si el tiempo es un inconveniente para ti, no te impongas ejercitar una o dos horas a la vez, proponte hacer por periodos cortos e incluso sin necesidad de ir al gimnasio.
Por ejemplo, puedes salir a correr o a caminar aunque sea media hora, dos o tres veces por semana, en algún momento que sepas que vas a tener libre. Define los días y trata de cumplirlos. Puede que al principio te cueste arrancar pero poco a poco comenzarás a sentir las ventajas en tu cuerpo y probablemente luego no querrás dejar de hacerlo. Es más, considera realizarlo a la hora del almuerzo en tu trabajo, un par de días a la semana.
Si eres de los que necesitan impulso y tienden a rendirse ante el sillón frente a la TV o la computadora, quizás una buena opción sea buscar amigos o compañeros de ejercicios. El comprometerse con otros te puede ayudar. Además, se incentivarán mutuamente para ponerse en marcha.
Una vez que estés activo, recuerda prestar atención a los avances y logros que alcances y prémiate con algo que te guste, como ir al cine o comprarte algo de vestir que te ha llamado la atención.
Además, es importante que evites compararte con los demás, los progresos son individuales y debes medirlos de acuerdo a tus posibilidades. Incluso puedes lesionarte, al forzarte por lograr algunos movimientos que hacen otros, pero que no te salen a ti.
Del mismo modo, permítete cometer errores y diviértete con ellos, pero no dejes que eso te inhiba para continuar con tu rutina de ejercicios.
Hay quienes rechazan los gimnasios cerrados donde se sentía observada y se aburría terriblemente, tanto que pensaba que lo suyo eran las actividades racionales. Pero piensa, por ejemplo, en aprender a bailar reggaeton y verás como te vas entusiasmando. primero una clase semanal, luego dos horas de clase y un días yendo a bailar, luego dos clases, con dos profesores diferentes (más las salidas a bailar, por supuesto). Te ejerciarás y te divertirás a la vez.
Quizás lo tuyo no sea el baile pero seguramente alguna actividad física habrá que encaje contigo, así es que piensa cuál es y ¡adelante!
FUENTE: Revista Vita Salud