Si en tu agenda del 2011 figura viajar, porque deseas sondear nuevas tierras, descubrir los misterios de otras culturas, contemplar novedosos horizontes, interactuar con personas de otras nacionalidades, compartir su folclore, degustar diferentes gastronomías; te recomiendo un sitio excepcional: La Habana, Cuba.
Representar o describir en unas cuantas cuartillas las bellezas inigualables de la principal ciudad del archipiélago cubano es imposible; por eso, en esta ocasión me limitaré a referirme solo a La Habana Vieja, un inigualable e histórico lugar ubicado en la más grande de las Antillas.
Esta vetusta zona, que representa la efigie del génesis de la capital cubana y que constituye una franja territorial que alberga cientos de antiquísimos edificios construidos entre los siglos XVI y XVII; estuvo protegida durante años por la Murlla de La Habana, por lo cual se le denominó Intramuros. Fue declarada en 1981 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Actualmente, es una de los sitios turísticos más frecuentados de La Habana, porque a los visitantes les despierta interés contemplar la restauración y conservación de sus antiguos monumentos. Allí encontrarás restaurantes de todo tipo: desde los paladares (lugares familiares de comida criolla) hasta gourmet e internacionales; así como librerías, museos y tiendas (ropa, artesanías, suvenires) y podrás integrarte y entretenerte con las frecuentes actividades artísticas, ferias, presentaciones y otros tantos eventos que se presentan de forma cotidiana.
El gran novelista y narrador cubano Alejo Carpentier designó a La Habana Vieja "Ciudad de las Columnas", pero por sus características y distribución urbanística, semejantes a un lente biconvexa de unos 5 km² de superficie y donde todavía subsisten restos de las murallas que por casi 200 años salvaguardaron la ciudad y la configuraron como un recinto militar defensivo, también podría llamársele "Ciudad de las Rejas", "Ciudad de los Portalones", "Ciudad de la Intimidad", "Ciudad de los Patios" o "Ciudad de los Monumentos".
Cuando estés allá y te acerques al Casco Histórico Colonial podrás contemplar arcaicas fortalezas, singulares conventos, clásicas iglesias, casas construidas al estilo tradicional español, calles estrechas, balcones y visitar sitios tan legendarios como la Plaza de Armas, el Palacio de los Capitanes Generales (que alberga el Museo de la Ciudad), el Templete (templo dórico en cuyo frente posee una columna que señala el sitio exacto donde se fundó la ciudad allá por 1519) y el Museo del Ron.
También hay en La Habana Vieja otros lugares que hacen que el turista se sienta identificado con la historia, porque invocan reminiscencias de épocas pasadas, como son el Castillo de la Real Fuerza (el edificio más antiguo de la ciudad), la Plaza de la Catedral, el Seminario de San Pedro y San Ambrosio, y aprovechar la ventaja que por razones de poca distancia podrás realizar esta excursión caminando al tiempo de percibir las huellas del tiempo.
Definitivamente, La Habana Vieja es un sitio de ensueño, tan mágico y de una hermosura tal que no hay palabras para describirla con precisa y certera majestuosidad. ¡Vamos! ¡No dejes que te cuenten! Llega hasta allá y vive esa experiencia de conocer un lugar donde sobreabunda tanta riqueza natural e histórica.
Para conocer la historia de La Habana Vieja, visita
http://www.cubaweb.cu/es/autentica-cuba/242-la-habana-vieja