De acuerdo con un artículo aparecido en la edición Science News, la hormona oxitocina relacionada con los patrones sexuales y con la conducta maternal y paternal de las personas puede cambiar o amplificar en el cerebro los sentimientos o propensiones sociales que una persona ya posee, en forma positiva o negativa, según últimos estudios sobre esta sustancia.
La psicóloga Jennifer Bartz de la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York, afirmó que la hormona oxitocina es capaz de hacer a las personas sospechosas aún más sospechosas y hostiles con relación a otras.
Así lo demostró un estudio aplicado a un grupo de 14 personas que sufren del llamado trastorno límite de la personalidad, que se manifiesta por un alto nivel de inquietud, desconfianza y relaciones interpersonales caóticas y en el que también participaron 13 voluntarios sin alienaciones mentales, declaró Bartz.
Los miembros de cada grupo tenían que jugar un vídeo juego, en que cada participante podía apostar por otro y su disposición a cooperar en el juego. En cada una de tres rondas, si la tasa de confianza se justificaba, el jugador recibía 6 dólares. Sin embargo cada jugador podía también declarar que él no cree en su socio y recibir 4 dólares.
Después de recibir dosis de oxitocina, las personas que sufren de trastorno límite de la personalidad, abandonaban más a menudo el juego, tras declarar desconfianza a su socio. Mismo que los que no recibían oxitocina eran más confiados.
En el grupo de control de los voluntarios sanos la recepción оxitocina reforzaba, al contrario, el nivel de la confianza sin algún peligro.