La muerte de la pequeña Exodus Tyson de cuatro años ocurrió en el mes de mayo del 2009 después de sufrir un accidente en una cinta de correr que la familia tenía en casa.
La niña estuvo un tiempo ingresada en el hospital en estado crítico, pero finalmente los médicos no pudieron salvarle la vida.
El boxeador revelo a Ellen DeGeneres cómo se sintió en aquellos momentos y de qué manera logró sobreponerse a ello sin volverse loco.
"Estaba destrozado. Al llegar al hospital estaba advertido de que mi vida era un infierno", confiesa Tyson.
Pero el ver que no era el único que sufría el boxeador se convenció de que debía calmarse: "Cuando llegué y vi a otra gente que tenían niños que habían muerto o estaban muriendo, y lo estaban llevando con dignidad, no quise ser el padre loco".
Tyson quería llevarlo también "con dignidad" porque "no tenía ningún derecho" a volverse loco. "Tuve que asumirlo como todo el mundo y estar calmado".