La controversia es entre Teléfonos de México (Telmex) y Telcel, propiedad de Slim, y las empresas Televisa, de Emilio Azcárraga, junto con Azteca de Ricardo Salinas Pliego, las únicas dos cadenas nacionales de televisión de México.
Ambas partes mantienen un álgido intercambio de comunicados y acusaciones en los medios locales.
Las televisoras, que mediante asociaciones o con empresas propias participan en el sector de la telefonía móvil, acusan al consorcio de Slim de cobrar elevadas tarifas por conectar las llamadas a sus usuarios, el llamado proceso de interconexión.
Telmex, que pretende incursionar en el mercado de la televisión, acusó a sus adversarios de prácticas monopólicas para impedirle participar en el negocio de televisión.
Más allá de señalamientos, algunos creen que se trata de una pelea entre monopolios por un mercado valorado en unos $22,000 millones.
En un comunicado, el grupo que encabeza Ricardo Salinas Pliego, aseguró que el "monopolio Telmex-Telcel" confunde sus obligaciones contenidas en su título de concesión, para preservar un modelo de telefonía.
Además acusa a las empresas de Carlos Slim de querer confundir a la opinión pública y a las autoridades al señalar que quienes quieren competir, "no invertimos" y por eso "no competimos".
"Nada más falso, y esto lo demuestra la nueva red de Iusacell, que resulta hasta 6 veces más rápida que la de Telcel y que además, no está sujeta a las fallas catastróficas de calidad de servicio que azotan a los usuarios de Telcel", argumenta en un comunicado.
Indica que no se puede competir de manera leal, en una cancha dispareja, diseñada para favorecer el triunfo de dicho monopolio.
"En las últimas semanas, mediante una actitud agresiva y prepotente propia sólo de las entidades que se asumen por encima del Estado, el monopolio Telmex-Telcel ha asomado su verdadero rostro: intolerante y dispuesto a todo, con tal de proteger sus privilegios", señala la misiva.