Los aditivos alimentarios son sustancias que cumplen diferentes funciones para beneficio de los alimentos y que se emplean desde hace siglos, cuando el ser humano aprendió a conservar su comida.
Actualmente se utilizan para preservar o mejorar el color, sabor, aroma y textura de un alimento. Otros alargan la vida útil, inhiben el crecimiento de bacterias y mejoran la calidad nutricional de un producto.
Gracias a los avances en la ciencia y tecnología de alimentos, hoy existen diferentes tipos de aditivos alimentarios. Aquellos procesados por el hombre reciben el nombre de "aditivos artificiales" y a los no procesados (como la sal), se les conoce como "aditivos naturales".
Según la nutricionista colombiana Consuelo Pardo, docente universitaria, existen confusiones entre los consumidores sobre los productos "naturales" y los "artificiales". Las personas tienden a preferir el producto natural, desconociendo los grandes beneficios de los aditivos artificiales.
"Es importante aclarar que los alimentos que contienen ingredientes artificiales no tienen que ser perjudiciales para la salud. En su mayoría contienen una excelente calidad nutricional y fitosanitaria.
De hecho, un gran porcentaje de los alimentos que se encuentran en supermercados contienen algún tipo de ingrediente artificial, que probablemente esté ayudando a que el producto se vea y huela mejor o que mantenga sus propiedades por más tiempo", comenta la experta.
Aditivos Seguros
La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos[ii] (FDA, por sus siglas en inglés) tiene una lista de aditivos para alimentos reconocidos como seguros, la mayoría considerados así por la comunidad científica. Estas sustancias aparecen en la lista de Generalmente Reconocidos como Seguros (GRAS, por sus siglas en inglés), que contiene alrededor de 700 productos.
Por su parte, el Codex Alimentarius, ente perteneciente a la Organización Mundial de la Salud y a la Organización para la Agricultura y los Alimentos, también valida científicamente los aditivos para su uso en la industria alimentaria y de bebidas, bajo buenas prácticas de manufactura. De esta manera se le proporciona tranquilidad al consumidor porque garantiza su seguridad y calidad alimentaria.
Basta recorrer los pasillos de un supermercado y revisar las etiquetas e ingredientes de los productos, para notar que la gran mayoría contienen aditivos artificiales que mejoran sus propiedades alimentarias.
El mejor consejo para el consumidor es que se informe bien, lea las etiquetas para conocer qué contiene el producto que llevará hasta su mesa, que se asegure que este cumpla con sus necesidades y que por supuesto le agrade. ¡Buen provecho!