Hay que alcanzar el tiempo. Servidor, como el poeta, se niega a quedarse al margen del camino como árbol seco y decaído, mientras un manantial de luces y aguas cantan los más profundos versos por los balcones de la vida, que muchos mortales desconocen. Es cuestión de escuchar lo que nos dicen sus melódicas voces y de tomar, sin perder el ciclo de la vivencia, otros vuelos más libres, hoy tremendamente disipados humanamente, quizás por haber cerrado los ojos a la autenticidad.