Westchester. NYS.- Hace rato que en mi mente fluía el ofuscamiento, la sorpresa y el desagrado de ciertos hechos vinculados a la cultura en nuestra comunidad. He mirado con sorpresa cómo feminista de probada buena fe, promotores culturales que a lo sumo puedo acusar de ignorantes y de escaso manejo en la gerencia cultural hacían cofradías con elementos vulnerables, institucional y profesionalmente.
Me llamaba la atención cómo premios, editoras, Ferias de libros en NY y RD daban como buena y valida algunas propuestas deshonestas no solo en el aspecto individual, sino también institucional
No lo niego me ha devastado la sorpresa de ver tantos edictos haciendo llamamientos a conversatorios sobre cultura, artes audiovisuales, teatro, talleres de acrílicas etc. etc. sin tomarse la molestia de ser inclusivos con aquellos de probadas obras y calidad. La exclusión llego a grados tales que hasta gente de las llamadas izquierdas dominicanas en NY se nuclean con o sin razones sociológicas, políticas, culturales alrededor y a la sombra de la oficialidad que representa el gobierno dominicano, y sus instancias culturales en NY
Me corrompía los sentidos la media docena de organizaciones de pintores, poetas, cuentistas que surgían de la noche a la mañana, igualmente sin obra ah pero prestos a buscar a la periodista de otros años para que valorara sus acrílicos, sus paseos por Europa, su último guay pictórico, poético, su ultimo performance…
Una mañana recordé los dos semestres de sociología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, antes de decidirme por la comunicación. Me dije aquí no hay que lidiar con ciertas esencializaciones. Pero qué hacer ante tantas pugnas y agresiones, ante mi decisión de aislarme y así impedir que un Salomón cualquiera picara en pedacitos el fenómeno de la cultura en la comunidad dominicana? Entonces la divisa: La preferí a la cultura torcida, impredecible, menguada y usada por usurpadores o protagonistas tal vez de buena fe, pero confundidos. La preferí torcida pero viva.
Un poco hastiada me aislé y permanezco, participo de grupos de reflexión en las comunidades al norte de Westchester, donde resido desde el 2005. Una tarde de julio me sorprendió la llamada de un amigo que tiene mucho que ver con la cultura. Le explique lo lejos que me sentía de todo el torbellino cultural de la comunidad dominicana. Lo único que te puedo ofrecer es crear espacios de reflexión, e invitar a los diversos segmentos que trabajan con cultura y también a muchos otros que andaban en talantes electorales y del resto, tú te encargas-le dije-. Estuvo de acuerdo, seleccionamos fecha, hice los arreglos, conseguí el local de Columbia Community Partnership pero el amigo tuvo inconvenientes y no podía llegar a New York sino hasta octubre.
Los recursos estaban, porque no usarlos? (con tanta carencia a caballo “dao” no se le pela el diente) Me quede con el espacio. Hice un par de llamadas, entre ellas al Reverendo Luis Barrios, por su cercanía y amor por la comunidad dominicana en New York City, en Washington Heights, vale decir, específicamente. La experiencia que aquí narro, no inicia, sino extiende el tiempo y los espacios de reflexión en mi vida y las diversas comunidades en que me desenvuelvo. Así nace Convocatoria diálogo honesto con la cultura. Me concentro en comprender mediante proceso mental qué es lo que hace falta en el vecindario dominicano, ya comenzó en mí este espacio de reflexión en el cual he querido involucrar a los artistas y trabajadores de la cultura en la comunidad, también a los poetas Leopoldo Minaya, Ramón Gross, Héctor Cabrera, Luis Gil, al actor Manuel Herrera y otros más. Mes y medio llamando, escribiendo cartas, haciendo contacto, soportando las cuestionantes y las dudas.
Hasta que por fin el 16 de Septiembre nos vimos la cara en el espacio citado. Y sencillamente fue maravilloso. Le rompimos los esquemas a los que auguraron otras rondas, a los que pusieron palabras en mí en boca nunca dichas.
Quedaron mal los que pensaron que allí le “entraríamos” al Comisionado de Cultura, a la ciertamente errónea política cultural del gobierno de Leonel Fernández (lo ratifico y creo en esta afirmación pero necesariamente no era parte de la agenda del dialogo), los que habiendo confirmado, desistieron toda participación bajo argumentos tontos, algunos llamándose izquierdistas, progresistas, una vez más torpedeaban y jugaban con la seriedad de este Dialogo. Otros con sofismas cuando les mencionaba el nombre de Tony Raful me acusaban sin piedad de perredeista, y unos pocos no conforme hicieron artimañas de conjeturas que llegaron hasta la misma dirección de Columbia University. Nada tengo que ocultar, aquí y en el resultado y lo ocurrido en el dialogo se va contando la historia, porque ciertamente al cesar lo que es del césar y a la Reina lo que es del Bronx…
Juntos conversamos de nuestras necesidades, los espacios perdidos, algunos sin plano de juzgamientos al menos lograron aglutinar a gente interesada, a itinerantes literarios, amantes del buen decir y de una poética en ciernes, pero lo importante es que esos espacios existían y hoy ya no están.: Calíope la librería, los Miércoles de la tertulia del Tamboril con discusiones críticas acidas pero valientes y fructíferas, Tertulias como la de los hermanos Fortunato, Cedibil estimulado por el escritor Miguel Collado desde RD con la presencia de trabajadores de la cultura del Alto Manhattan, el Centro Cultural Orlando Martínez, Síntesis cultural del Centro Comunitario Hermanas Mirabal el Centro cívico cultural dominicano que se mantiene activo y otros más recientes cerrados por circunstancias que no vienen ahora al caso, rindieron una labor.
No, no señores de los augurios, el dialogo no fue para discutir asuntos de bajo fondo (que en otras oportunidades me encantaría).
No, no señores el dialogo no fue para debatir que si gana Hipólito Mejía le cambaríamos el nombre al Comisionado. Nada que ver, esta posición es de Miriam Ventura, y se mantiene (así se lo comente a la única persona a quien le hable de esto, fuera de mis artículos…Él lo sabe, si se propago la especie culpemos al viento). Creo firmemente que el Comisionado es un burocratismo innecesario y que ninguna comunidad en NY se llama Cultural Affair Commission, excepto la National Endowsment of the Arts, la grande grande que en Estados Unidos otorga fondos y ayuda a los artistas, sin que estos tengan que hacer vida en los Partidos demócrata y republicano así que para qué venir a EEUU a crearle otra especie de “confederación” , u otra Unión a la Unión Americana? No, no señor lo sostengo gane quien gane (Medina o Hipólito) lo que indica la lógica es una Casa de la Cultura o un Instituto de cultura como lo tiene España, Colombia, México, Ecuador y todas las comunidades que integran el mosaico étnico neoyorquino. El desafío no es tapar los errores con paños tibios, elitismos y sofisticaciones sino encararlos críticamente y con mucha dignidad sin cambiarle el nombre a las cosas.
Pero no y no, el diálogo honesto con la cultura no se ocupo de estos temas. De esos y otras murallas me encargo yo como periodista de opinión, jamás este Movimiento Dialogo Honesto con la Cultura al menos no en este momento, soy solo una voz, y nuestro Movimiento tiene más voces además de la mía.
Quede claro una Miriam Ventura es que con toda autoridad y libertad opina, escribe y no se vende pésele a quien le pese y, la otra, es la que aunque muchos nieguen, omitan y excluyan, (jugando a las escondidas para no quemarse con los enemigos de la Miriam), la que en los noventa y mediados del milenio dejo parte de sus huellas digitales en las calles del Alto Manhattan haciendo y promoviendo la cultura esa, la misma que desde otrora grandes proyectos dio vigencia y vida a entes aun invisibles en el quehacer cultural en la comunidad dominicana de NY. Y ésta es la Miriam que coadyuva esfuerzos con otros compañeros poetas trabajadores con independencia intelectual y políticamente, artistas, no juramentados en el danilismo, hipolitismo, o perredeismo. Gente realmente dispuesta a dialogar y ser honestos con la cultura.
Definitivo estos espacios de reflexión van a continuar y en diversidad de temas, a pesar de tunantes culturales, mercenarios de la cultura y de aquellos que hacen sus obras a la sombra de la oficialidad y del arte orgánico. Ojo que no les critico eso, pero al menos sí han de pasar por la oficialidad que por favor dejen huellas de una disidencia y transgresión en el arte.
Cumplo junto a mis compañeros poetas trabajadores de la cultura artistas en general con inaugurar espacios de reflexión, quienes quieran continuar la tarea, el proceso están en la absoluta libertad de hacerlo, tomarlo o dejarlo. Porque para qué sirve un intelectual si no es para problematizar la cultura?
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