Recientemente y de manera accidental, me encontré en una amena conversación en la que participaba un grupo de jóvenes sin afiliación partidaria conocida, que trataban y analizaban diversos tópicos. Como es lógico suponer se abordó el tema político, haciendo hincapié en los problemas que afectan al pueblo dominicano y todo lo relativo a la crisis por la que atraviesan los Estados Unidos, Europa y otros países del mundo.
No me sorprendió el nivel de conocimiento exhibido por los contertulios ni la destreza con que plantearon su visión de país desde una perspectiva global y objetiva. Estos brillantes jóvenes parecían expertos en política nacional e internacional y al hablar de economía lo hacían comparando indicadores y citando conceptos de grandes tratadistas.
Confieso que disfruté a plenitud aquel accidental encuentro porque me permitió constatar algo de lo que nunca he tenido dudas: que la Republica Dominicana es un país donde la inmensa mayoría de sus jóvenes transitan por caminos correctos y están dedicados a trabajar y a estudiar para contribuir con el desarrollo y el progreso de la nación.
En las discusiones primó la decencia, el respeto y la madurez. Se tocó la reelección de Obama, la enfermedad de Chávez, la crisis española y la problemática dominicana. En retrospectiva, se remontaron 10 años atrás e hicieron un repaso de la gestión de gobierno del PRD e Hipólito Mejía, la cual compararon con la del PLD y Leonel, concluyendo que lo que ocurrió en el periodo 2000-2004 es lo peor que le ha pasado a la Republica Dominicana en toda su historia.
Partiendo de esa realidad, los preocupados jóvenes analizaron con brillantéz las perspectivas mediatas e inmediatas del país, se adentraron a evaluar las propuestas electorales, la visión y misión de los distintos proyectos partidarios, los discursos y por último las actitudes, comportamientos y prácticas de los aspirantes con posibilidades reales de triunfo.
Los nóveles analistas consideraron que la crisis financiera internacional seguirá golpeando a la nación y que los problemas nacionales hay que seguirlos enfrentando con suficiente capacidad, firmeza y prudencia. Puntualizaron que el próximo presidente debe dedicarse a gobernar bien sin dejar espacio a las improvisaciones y opinaron que éste debe tener la destreza de gerenciar el país con buen tino y sobriedad suficiente.
Debo confesar que quedé gratamente impresionado con la gran capacidad que en ese momento demostró la juventud allí reunida y sobre todo por la altura y la seriedad con que abordaron importantes temas de interés político, económico y social. De colofón, filtraron en el análisis el slogan del candidato presidencial del PRD y entre risas, un repentista exclamó: “prefiero ser huérfano”.
3 de octubre del año 2011.