YUBA, oct (IPS) - Las comunidades que viven en la frontera entre Sudán del Sur y Sudán podrían ser víctimas de un genocidio si no se resuelven las tensiones entre los dos países por el control de las reservas petroleras.
Se acaban de producir nuevos combates entre el ejército de Jartum, las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS), y el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte (SPLA-N) en los estados sudaneses de Kordofán del Sur y Nilo Azul, así como entre comunidades a lo largo de la frontera.
Kordofán del Sur limita al oeste con la azotada región de Darfur. Por su parte, Nilo Azul limita al este con Etiopía.
Esto ocurre en momentos en que las comunidades en esos estados petroleros se militarizan en forma acelerada. Las armas son cada vez más accesibles para los civiles, según un informe de una organización no gubernamental local.
"Un día las comunidades en la frontera terminarán sufriendo un genocidio o habrá una cruenta guerra, ya que los gobiernos en los dos países no valoran la vida de la gente sino solo los recursos donde están. Estos recursos socavarán el valor de las vidas humanas", dijo a IPS el coordinador de la no gubernamental Organización de Fortalecimiento Comunitario para el Progreso (CEPO), Edmund Yakani.
"Los gobiernos en los dos países ven la frontera desde las perspectiva de las ganancias económicas en vez de la perspectiva de las comunidades que viven allí", añadió.
Yakani dijo que las fronteras eran importantes debido a que la fortaleza de los dos países se definía allí. "El petróleo se encuentra aquí, en la frontera. Es por eso que el gobierno del NCP (Partido Nacional el Congreso) en Jartum está diciendo que áreas como Heglig, cerca del estado de Unidad (Sudán del Sur), y Kaka, en el estado de Alto Nilo (donde hay una gran producción petrolera) son zonas en disputa", señaló.
Sudán del Sur responde por 85 por ciento de todo el petróleo producido en lo que antes era un solo Sudán. Gran parte del crudo procede de los estados fronterizos de Bentiu y Alto Nilo. Sin embargo, también hay petróleo en el estado de Jonglei, que se encuentra en el interior del país.
Un informe de CEPO divulgado el 17 de septiembre concluyó que las comunidades de la frontera entre Sudán y Sudán del Sur estaban fuertemente militarizadas y sufrían una gran inseguridad y violencia.
El estudio concluyó que había un "rápido flujo de armas a la población civil" del lado de Sudán, para instigar a la violencia con los que vivían el otro lado de la frontera.
"En el lado de Sudán del Sur, civiles (también) han adquirido armas, supuestamente para defensa propia contra lo que ven como una agresión e invasión de Jartum", señala el informe.
La situación eventualmente podría derivar en una guerra.
"El Sur ha mostrado una extraordinaria contención frente la extrema agresión de Jartum", opinó el analista sudanés Eric Reeves, investigador del Smith College de Estados Unidos.
"No ha respondido con fuerza a pesar de los continuos bombardeos sobre su propio territorio, que comenzaron hace casi un año en noviembre pasado, así como a los sistemáticos ataques con aviones militares y la toma de Abyei", dijo a IPS.
El gobierno en Yuba "hasta ahora ha evitado unir fuerzas con los combatientes en las montañas Nuba (Kordofán del Sur) o en el Nilo Azul. Pero esto no durará mucho", agregó.
Si continúa la ofensiva de Jartum contra la localidad de Kurmuk, en la frontera con Etiopía, baluarte del SPLA-N, crece la probabilidad de un frente unido contra el gobierno del presidente Omar Al Bashir.
"Jartum se mueve con una brigada plenamente blindada hacia Kurmuk, capital del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte (SPLM-N, brazo político del SPLA-N)", dijo Reeves a IPS. Si esa localidad cae, comenzará "una continua guerra de guerrillas de la clase que estamos viendo en Kordofán del Sur".
"Esta no es una guerra de guerrillas ordinaria", añadió. "Los que combaten (contra Jartum) pueden no tener tantos equipos como la SAF, pero están muy motivados y también bien entrenados, por lo cual no pueden ser fácilmente derrotados".
"Un alto funcionario del SPLM-N me dijo que muchos soldados del Norte no tenían estómago para esta guerra. Esto ha causado que los generales de Jartum recurran más al uso de artillería, tanques y aviones, lo cual es una forma eficaz de matar civiles pero no de desarticular una fuerza militar (de guerrilla). Así que estamos definitivamente ante un conflicto prolongado", dijo Reeves a IPS.
"Si los combatientes de Sudán del Sur y de Nuba se unen con las fuerzas del SPLA-N en el Nilo Azul y con los rebeldes de Darfur, veremos una guerra desde la frontera con Chad hasta la frontera con Etiopía, y potencialmente hasta la de Eritrea también", añadió.
El conflicto también ha afectado la producción petrolera. Los contratistas se alejan de las zonas de violencia. Actualmente, 98 por ciento de los ingresos de Sudán del Sur proceden del crudo.
El subsecretario del Ministerio de Minería y Petróleo de Sudán del Sur, David Loro Gutbek, dijo a IPS que la producción había decaído en las zonas fronterizas. "Nuestra producción en Sudán del Sur cayó de 85.000 barriles diarios (de 159 litros) a 60.000", señaló.
Gutbek dijo a IPS que, si la violencia continuaba, la producción seguiría disminuyendo. Sin embargo, tenía esperanza de que se encontrara una solución y que se asegurara la zona de frontera.
"Algunas medidas serán tomadas por los dos gobiernos en Yuba y en Jartum para asegurar que nada interfiera con las cantidades de petróleo producido en la frontera", indicó.
"Un comité de seguridad integrado por autoridades de Sudán y de Sudán del Sur acordó vigilar la situación y mejorar la seguridad a lo largo de la frontera", añadió.
* Con aporte de Kanya D’Almeida (Washington).