Peca de insolente e intolerable, la posición de
la señora Hillalry Clinton en torno a las relaciones entre la República
Dominicana y Haití.
Desde hace años consideramos que se deben
institucionalizar las relaciones entre los dos países, y sobre todo que la
frontera no sea un hilo conductor de corrupción y enriquecimiento
ilícito.
La política migratoria dominicano, en especial
con Haití, ha sido de manos blandas, y demasiado complaciente.
La postura de la señora Clinton es irresponsable,
porque la época de los proconsules en el papel desaparecio.
Los Estados Unidos en la práctica son los dueños
del mundo, los que ponen gobiernos y los cambian cuando no les son útiles.
Dede hace años los norteamericanos, los franceses
y otros sectores están buscando la unificación de la isla. No lo han conseguido
por la oposición de los dominicanos.
Haití no tiene fuerzas para nada, es un país
neo-nato, que necesita la cooperación internacional para subsistir.
Los dominicanos, gobierno, empresarios y hombres
sencillos del pueblo, fuimos los primeros en asistir cuando
llegó la desgracia del terremoto.
Pero haría mal la República Dominicana echar sobre
sus hombros la crisis haitiana.
De por si, es sobre
esos ya maltrechos hombros que descansa gran parte de la vida haitiana; es más
de un millón de emigrantes que hay aquí, subsistiendo de los recursos
dominicanos.
Además, la mayor parte de la comida que consume
Haití le llega desde nuestro país, y por decenas sus mujeres vienen a parir a
las maternidades locales.
Creemos en la solidaridad internacional, y entre
Haití y la República Dominicana debe haber siempre concertación y hermandad.
Pero respetando la soberanía y el derecho de cada
país a fijar su línea social y política de acción.
El problema haitiano no es de la República
Dominicana, sino de las grandes potencias que lo propiciaron.
Francia con el saqueo imperial y colonial, y los
Estados Unidos por apoyar a las dictaduras y gobiernos corruptos que
empobrecieron ese país-
No puede la diplomacia norteamericana echar sobre
el país, los fracasos de su política exterior. Ellos son los que tienen que
enfrentar la crisis haitiana.
Haití es un país intevenido, sin soberanía, con
un presidente en el aire. Acaso se le olvida a la señora Clinton que hay una
fuerza militar interventora que dirige los destinos de Haití, dirigida por los
Estados Undios, bajo el manto de legalidad de las Naciones Unidas.
Si la mayor potencia del mundo, dirigiendo la
intervencion armada de la ONU en Haití no puede resolver los problemas, no le
tiren el muerto a los dominicanos.
Solidaridad con Haití, pero no imposición de las
grandes potencias.