La Habana (PL) La existencia de faros para dirigir la navegación es tan antigua como las propias embarcaciones, cuando alcanzaron su desarrollo medio. Sin embargo, en América Latina hay uno que ha marcado pautas históricas: el dedicado a Cristóbal Colón.
Ese faro, a su vez Memorial en honor al Gran Almirante, se encuentra enclavado en Santo Domingo, capital de la República Dominicana, y su historia comienza en 1852.
Ese año, el historiador dominicano Antonio del Monte y Tejada, sugirió erigir un faro dedicado a Cristóbal Colón para que los viajeros de cualquier parte del mundo sintieran, al verlo, gratitud y amor por quien propiciara el encuentro entre las culturas europeas e indígenas americanas.
No fue hasta 1880 cuando el gobierno dominicano creó un Comité de Gestión del Faro Memorial, pero las buenas intenciones no se tradujeron en hecho.
En 1923 aún no se había hecho nada al respecto y por ello la Conferencia Internacional de Estados Americanos, que sesionó en Santiago de Chile, adoptó una Resolución que recomendaba construir un faro monumental en la República Dominicana como gesto internacional de respeto al navegante genovés.
Dicho acuerdo fue respaldado por una Resolución Conjunta de la Cámara y el Senado de los Estados Unidos de América, en la cual se expresaba el deseo del pueblo estadounidense de participar en ese movimiento en honor a Cristóbal Colón.
Pero tendrían que transcurrir muchos años más hasta que el proyectado faro se convirtiera en realidad.
En 1926 el Buró de Coordinación de la Unión Panamericana convocó a una campaña para seleccionar el diseño del monumento. Dos años después, la idea del proyecto fue aprobada en la Sexta Conferencia Internacional de Estados Americanos celebrada en la capital cubana.
Arquitectos de 48 países presentaron 455 proyectos y, de ellos, fueron seleccionados 10 finalistas, entre los que resultó ganador el de Joseph Lea Gleave, de Edimburgo, Escocia. Ese proyecto fue escogido en 1931 en Río de Janeiro, Brasil, donde se produjo la revisión final de todos los finalistas.
Ese mismo año el tema llegó hasta la Liga de las Naciones. En su sesión número 12, celebrada en Ginebra, Suiza, se aprobó dicho proyecto.
Y en 1936 la Conferencia Interamericana para la Consolidación
de la Paz, celebrada en la capital argentina, recomendó que todas las naciones americanas contribuyeran a financiar la
construcción del faro.
Eran años en los cuales se consolidaba el Nacional Socialismo en Alemania y se daban los primeros pasos para la geopolítica nazista que daría lugar a la II Guerra Mundial, por lo que todo lo previsto en cuanto al Memorial a Colón marchó muy lentamente hasta detenerse por completo.
Terminada la guerra, en 1946 la Asamblea General de la nueva Organización de Naciones Unidas, retomó el proyecto y lo aprobó de forma unánime en su reunión del 9 de febrero en la capital británica.
Finalmente la construcción del faro comenzó en 1947, noventa y cinco años después de que la primera idea sobre aquel vio la luz, y pocos años después el proyecto se hizo realidad.
Como es lógico, un acontecimiento de tanta significación histórica no podía ser ajeno a la filatelia, tanto nacional como de los países del área.
En la República Dominicana, la primera presencia la encontramos en 1937, cuando se emitieron tres valores postales para correo oficial que presentan el proyectado faro.
Con el mismo diseño se emitió otra de 9 valores entre 1939-42, un valor en 1950 y seis valores entre 1950-58; estos últimos con el precio de los sellos en centavos oro.
Más de 12 nuevas emisiones diferentes se hicieron en años subsiguientes, incluyendo una para recaudar fondos para el Faro Monumento, en 1937, que consta de 8 valores para correo aéreo y se correspondió con el vuelo panamericano organizado por la Sociedad Colombista Panamericana.
En este participaron tres aviones Stinson Reliant SR-10 cubanos, los cuales recibieron el nombre de "Santa María", "La Pinta" y "La Niña", y por República Dominicana participó un avión Curtiss Wright 19R, al cual llamaron "Colón".
Los aviones cubanos fueron piloteados por: Menéndez Peláez, piloto, y Manuel Naranjo, mecánico (Santa María); capitán Alfredo Jiménez, piloto, y Pedro Castillo, mecánico (La Pinta) y alférez de navío Feliciano Rixech, piloto, y Roberto Medina, mecánico (La Niña).
Mientras que al frente del "Colón" iban el capitán dominicano Frank A. Félix Miranda, piloto, y Ernesto Tejeda, mecánico.
El 11 de noviembre de 1937 salieron de República Dominicana para cubrir 53 etapas que los llevarían a todos los países del Caribe, Suramérica, Centroamérica y Estados Unidos, con regreso al punto de partida.
Al cubrir la etapa número 26, el 25 de diciembre de 1937, los sorprendió una tormenta sobre la cuenca del río Cali en Colombia y los aviones cubanos, inferiores técnicamente al Wright dominicano, se incendiaron al tratar de aterrizar, y perecieron todos los tripulantes, más un periodista que iba con Menéndez Peláez en el "Santa María".
En 1987, para conmemorar el cincuentenario del vuelo, la República Dominicana emitió una hojita filatélica por valor de 2 pesos, la cual lleva incluido uno de los sellos originales de la emisión de 1937.
Cuba, por su parte, incluyó el proyectado faro en el sello de 10 centavos, para correo aéreo, de la emisión de 1944 por el 450 aniversario del descubrimiento de América.
Varios países latinoamericanos también incluyen este monumento en sus emisiones postales, monumento no solo al Gran Almirante por su proeza, sino también a la resistencia y tenacidad de todos los buenos hijos de América.
* Mérito Filatélico de la Federación Filatélica Cubana y Colaborador de Prensa Latina
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