Cada persona, mientras más encumbrada es su
posición, en ese mismo nivel es su compromiso social.
¿Por qué?
Porque todos somos hijos de Dios, somos espíritus divinos encarnados en estos
limitados cuerpos físicos, donde todos estamos de paso.
Por tanto la
razón más trascendente de la existencia es evolucionar es enfocar nuestros
pensamientos y nuestros actos en función de lo que es bueno, bello y
justo.
Y que más
bueno, bello y justo que ayudar a crear las condiciones para que nuestro
prójimo encarnado pueda crecer y desarrollarse en un ambiente sano, confortable
que le permita desarrollarse como persona, y como ser espiritual.
Y quien más
puede es el Estado, de ahí lo trascendente de conquistar el poder político por
los sectores más sanos, y de ahí el compromisos de los individuos miembros de
los grupos más poderosos de la sociedad.
Están en la
obligación de influir positivamente en que el poder esté en manos adecuadas, no
basta con que tengan sus problemas individuales y familiares resueltos.
Como tuvieron
todas las comodidades para prepararse, con los sectores más débiles están
comprometidos espiritualmente, y como la vida está gobernada por la Ley de
Causa y Efecto, sino cumplen, la vida les cobrará.
Cada gobierno
es producto de un grupo de inversión; cuando sean las vacas que financien la
llegada al poder de un partido este enfocara los recursos en sembrar yerba.
Y
mientras sean los contratistas de obra pública los inversionistas como hoy; los
recursos de todos seguirán siendo enfocados en construir túneles, elevados,
metros, parqueos y todo lo que sean megaproyectos de construcción; ese es su
negocio.
Por desgracia,
por los limitados niveles de educación de esta sociedad, los diversos grupos
organizados no definen su decisión de alianzas políticas en función de los
intereses establecidos de la supra estructuras macro políticas establecidas,
por eso es normal, que terminen afilando cuchillos para sus gargantas.
Ahora
todos deben tener claro que deben elegir entre más de lo mismo, apoyando los
sectores contratistas de obras públicas, que sin importar en el partido en que
estén son aliados; salvo honrosa excepciones.
Y por otro
lado, una nueva opción, comprometida con los sectores creadores de riquezas y
empleos, que por su naturaleza sus intereses coinciden con los intereses de la
sociedad, como son; los empresarios, los productores agropecuarios y los comerciantes,
etc.
Ese es el
dilema del presente.