La indignación nos hace hervir la sangre ante tantas mentiras repetidas, que en palabras de Goebbels se convierten en “verdades”. Un solo ejemplo basta: la ciudad de Santo Domingo y sus municipios periféricos están inundados de basura, causante de enfermedades de todo tipo, sin que el Gobierno como tal suplante a los síndicos o “alcaldes” ineptos y nos devuelva una urbe habitable.
El volumen de los residuos sólidos urbanos en las ciudades está llegando a niveles tales, que hoy en día, se plantea seriamente el problema de su eliminación, puesto que constituye una de las formas más graves y frecuentes del deterioro del ambiente por sus efectos sobre el medio natural y sobre la salud del hombre.
Nos mienten y hablan basura quienes desde sus poltronas con aire acondicionado nos hablan sobre la basura.
Los famosos alcaldes, comenzando por el del Distrito Nacional, don Esmérito (Roberto) Salcedo Gavilán, nos dicen que el problema consiste en que la carretera que conduce al vertedero de Duquesa, al Norte de Santo Domingo, está en tan deteriorada que, cuando llueve, impide que los camiones puedan llegar al depósito de basura, razón por la cual la misma se acumula en toda la ciudad, otrora llamada “la más limpia de América”.
Pero no nos dice que una compañía que tiene a su cargo el aspecto logístico de llevar la basura a Duquesa se gana cien millones de pesos al mes, sin siquiera contar con una pala mecánica y un tractor para “acotejar” la basura en el vertedero de Duquesa. Uno se pregunta, ¿si esto es así, por qué ese contrato no es rescindido?
Los Ayuntamientos o Alcaldías, como se les llama ahora, alegan falta de recursos, y en muchos casos tienen razón. Pero—siempre don Pero—aparece dinero para pagar nominillas de gente que no trabaja e incluso se dilapida el dinero y se cometen “indelicadezas”, eufemismo para tapar la corrupción, sin que los responsables sean sancionados como se merecen.
Uno se irrita y coge toda la cuerda al revisar los antecedentes del problema. El 21 de septiembre pasado, es decir, hace poco más de un mes, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) informó a la prensa que avanzaban de manera acelerada los trabajos de construcción de la carretera que conduce hacia el vertedero de Duquesa.
El ingeniero a cargo de la obra, Ramón Pepín, durante un recorrido por la citada vía, precisó que la carretera está avanzada en más de un 50 por ciento y que si las condiciones climatológicas lo permiten sería terminada en diciembre próximo.
La construcción de esta carretera fue dispuesta por el presidente Fernández luego de sostener una reunión con los alcaldes del Distrito Nacional y de los municipios de la provincia de Santo Domingo. El ingeniero Pepín explicó que estos trabajos que realiza Obras Públicas en la citada vía tendrán un costo de 111 millones pesos y que la misma ha sido diseñada para que soporte el peso de los vehículos que diariamente transportan miles de toneladas de desperdicios al vertedero de Duquesa.
“Esta carretera tendrá 4 pulgadas de asfalto y la estamos preparando de una forma que soporte el peso de camiones y patanas cargadas de desperdicios, tanto de la alcaldía del Distrito Nacional como de los municipios de la provincia de Santo Domingo”, dijo el funcionario de Obras Públicas.
La vía consta de 3.6 kilómetros de longitud, ya que comienza en la avenida Jacobo Majluta y termina en el citado vertedero. Los trabajos incluyen la construcción de las aceras y contenes en el área de la comunidad Los Casabes de Villa Mella, ubicada en los alrededores de Duquesa, se dijo entonces hace poco más de un mes. La obra está a cargo de la constructora Grupo Malespín y bajo la supervisión de varios ingenieros del MOPC, dirigidos por la ingeniera Paula Morla.
Si ese panorama es así, ¿cómo vienen ahora a decirnos que no se puede recoger la basura porque hay que arreglar el camino que conduce al vertedero de Duquesa?
¿Es que los genios de las mentiras creen que todo el mundo olvida? No, todo el mundo no olvida, razón por la cual nos hierve la sangre cuando nos quieren adormecer con mentiras y más mentiras.