El
éxito, la realización personal, el marcar una diferencia relevante o
trascendental en nuestras propias vidas, la de nuestra familia o en las vidas
de otros, depende en mucho de nuestras habilidades relacionales, nuestras
habilidades interpersonales. Somos
seres sociales que dependemos tremendamente de la cooperación, del hacer
equipo, de interactuar con otros. <br>
Sin
embargo, las habilidades interpersonales no se enseñan ni se promueven de
manera masiva. No son una materia en los estudios escolares. De hecho, los
medios de comunicación (cine, TV, prensa, radio) insisten en promover y
difundir modelos patológicos de conductas, destacándolos, y envenenándonos con
ellos. Los comportamientos aberrantes inundan las pantallas y las primeras
planas. ¿Dónde, entonces, encontrar referencias útiles para enrumbar nuestra
conducta a modelos eficientes de relación?
Hay,
para mí, un recurso inestimable: La Biblia. Allí hay un arsenal de guías, todas
de incalculable valor. Pero vivimos tiempos en que los padres no tienen tiempo
de educar en el temor de Dios a sus hijos y se promueve la disolución familiar,
el ateísmo y el relativismo moral.
Quiero
compartir diez recursos útiles para una vida llena de satisfacciones y logros,
para que los evalúes, compruebes y aproveches.
No los
leas, practícalos. Verifícalos. Incorpóralos a tu vida como una herramienta de
construcción de éxito. Y sácales el jugo.
Empecemos
por un par de aportes de uno de los cocreadores de la Programación
Neuro-lingüística, PNL, el Dr. Richard Bandler.
FLEXIBILIDAD O LA ACTITUD DE ÉXITO
¿Es
posible que las ratas muestren más inteligencia que las personas? Parece que
sí. La flexibilidad se asocia a la actitud de éxito. Y las ratas son más
flexibles que los seres humanos, que preferimos persistir en conductas
fallidas, antes que ensayar nuevas opciones. Incluso hemos creado proverbios
para justificarl “Más vale malo
conocido, que bueno por conocer”. Ese proverbio, ¿tiene alguna sabiduría o
muestra algún grado de inteligencia?
La
psicóloga cognitiva Carol Dweck, de la universidad de Standford, realizó varias
investigaciones sobre la mentalidad humana y la facilidad o dificultad de
modificar las creencias de las personas. Encontró dos estilos de pensamient
uno que sería cerrado o fijoy otro
abierto y flexible. Y definió a los de mente abierta y flexible como los
poseedores de la mentalidad que conduce al éxito.
En su
libro Guide to Trance-formation, el Dr. Bandler escribe: “Durante años, los psicólogos han torturado
ratas haciendo que corran por laberintos para obtener un trozo de queso. Lo
interesante de estos experimentos es que, cuando los científicos cambian la
posición del queso, las ratas sólo tratan de alcanzarlo de la misma manera
durante las próximas tres o cuatro veces, antes de comenzar a explorar otras
posibles rutas. Cuando los seres humanos sustituyen a las ratas, sin embargo,
ellos siguen y siguen y siguen, en la esperanza de que si repiten lo mismo con
la suficiente frecuencia conseguirán el resultado deseado.
Aparte de demostrar que las ratas son más
inteligentes que las personas, estos
experimentos nos muestran que la gente a
menudo se aferran a sus hábitos
hasta que se ve obligada a cambiar … o a morir
para evitar que el cambio suceda.”
Vivimos
en una realidad en que lo único que permanece es el cambio constante. Cambiamos
permanentemente. Somos cada día un día más maduros, más viejos, con mayor
cúmulo de experiencia y, esperamos, conocimientos. Sin embargo, el miedo a
intentar vías nuevas nos hace incurrir en los mismos comportamientos
fracasados, que producen resultados distintos a los esperados. Nos aferramos a
patrones disfuncionales de conducta. Repetimos comportamientos que son inútiles
para procurar nuestra felicidad y realización. Pero preferimos al "malo conocido". No es esa una forma
de actuar inteligente ni sensata.
Escogemos
seguir repitiendo lo que no funciona, pero es lo que vemos hacer a otros y
parece el comportamiento "natural",
a arriesgarnos a encontrar una conducta que sí funcione y produzca los
resultados previstos. Tememos apartarnos de la manada, y nos arrojamos al
abismo… como el resto de la manada.
LOS TRES PASOS NECESARIOS PARA EL CAMBIO PERDURABLE
Si todo
cambia, si nosotros mismos cambiamos de forma continua, el cambio es la
condición natural de la vida. Y nos toca cambiar.
Aprender,
crecer y cambiar es nuestro destino. Sin embargo, muchos pretenden que todo
permanezca estático, inmutable. Y esa es una pretensión imposible.
Bandler
nos recuerda las tres condiciones para que se produzca un cambio perdurable en
una persona:
"A mi modo de ver, hay tres pasos para
hacer un cambio perdurable:
1. La persona debe estar tan harta del
problema que decida que realmente quiere cambiar.
2. Tiene que ser capaz de ver de alguna
manera el problema desde una nueva perspectiva o bajo una nueva luz.
3. Nuevas y atrayentes opciones deben ser
encontradas o creadas, y perseguidas.
Como Virginia Satir también dijo, si la
gente tiene más de una opción, elegirán hacer aquella que consideren la mejor.
El problema es que muchas veces creen que no tienen opciones."
El
problema mayor es que casi todas las personas se han acostumbrado tanto a
convivir con sus limitaciones, problemas, inconductas, vicios, malos hábitos,
etc., que aunque se quejan de las consecuencias que cosechan, no se sienten tan
desesperadas como para iniciar un proceso de cambio. Quieren otros resultados
haciendo lo mismo, repitiendo las mismas viejas e ineficientes conductas que
generan los mismos indeseados resultados. Y para cambiar los resultados hay que
cambiar las conductas. Y para cambiar las conductas necesitamos cambiar nuestra
percepción, nuestro entendimiento, nuestra conciencia. Pero tememos más
equivocarnos al escoger un curso de acción distinto y dar un giro a nuestras
vidas, que a seguir cosechando los mismos malos resultados (lo que es un
disparate, porque lo que debemos temer es seguir en la equivocación en que
estamos atrapados).
De ahí
que nos empecinamos en hacer lo mismo esperando resultados distintos. Y cuando
se repiten los mismos resultados de siempre, intensificamos nuestra queja…
pero no cambiamos en nada nuestra acción. ¡Y después nos autocalificamos como
seres "inteligentes"!
CÓMO INFLUIR POSITIVAMENTE EN LAS PERSONAS
Dale
Carnegie publicó hacia 1936, durante la Gran Depresión, un clásico de las relaciones humanas: Cómo
ganar amigos e influir en las personas. Ese libro sigue manteniendo una
vigencia relevante. Y creo que la mantendrá mientras existamos seres humanos.
Sus verdades permanecen.
Como
parece que necesitamos que nos repitan y refresquen los mismos principios hasta
que los asimilemos, aprendamos y pongamos en práctica, periódicamente hay
autores que amplían, refrescan o afianzan los principios que permiten a los
seres humanos actuar con mayor eficiente al relacionarse con otras personas,
ganarse su aprecio y obtener su colaboración.
Es
importante destacar lo siguiente: podemos conocer estos principios, podemos
estar convencidos de su eficacia, podemos racionalizarlos y predicarlos, pero
sólo serán útiles y sensatos si los aplicamos y aprovechamos sus beneficios.
Veremos algunos principios de manos de otros tres autores, Laurie Puhn, Tim
Milburn y Kerry Shean-Dewey. Empezaremos con ellos. Y esperamos seguir con
otros, animándote a verificar en la práctica la utilidad de estas guías.
GOLPEAR CON UNA SONRISA
Laurie
Puhn escribió un excelente libro de técnicas interpersonales: Instant
Persuasion. ¿Su primera recomendación? Aprender a “golpear con una sonrisa” y eso significa aprender a emplear la
crítica de manera positiva y constructiva.
Puhn
recomenda elogiar primero de manera sincera antes de hacer cualquier crítica. Y
luego de hacerla, volver a elogiar. Esa técnica se conoce como la Técnica del sándwich.
Es un
error centrarse sólo en lo que alguien hizo mal. Si incurrimos en el error,
podemos vaciar nuestra crítica, pero la persona no nos prestará atención ni
estará receptiva a nuestra opinión.
Además,
al iniciar reconociendo una cualidad, conducta o capacidad elogiable de la otra
persona, la colocamos en una posición de receptividad.
Es muy
útil que en vez de centrarnos en lo negativo (que es el pasado y ya sucedió, no
podemos volver atrás), planteemos la crítica en términos positivos, de cara al
futuro, formulándola de manera positiva: "Creo que, cuando vuelva a suceder
un caso similar a… (el anterior), tendrías mayor resultado si….", y
ahí hacemos nuestra recomendación.
Lo
importante de una crítica no es hacerla, sino la respuesta que obtengamos.
Si no
hay un cambio en el comportamiento del otro perdimos el tiempo. Peor aún,
pudimos agriar la relación y afianzarle la conducta que queríamos mejorar.
Solemos
ser torpes porque usamos la crítica para exponer nuestro malestar y
desfogarnos, en vez de emplearla como una herramienta para el crecimiento y la
mejoría mutuos.
Todo el
mundo se equivoca. No podemos usar los errores, fallos y equivocaciones del
otro para castigarlo o hacerlo sentir mal, sino como aprendizaje y medio de
superación.
Esta
técnica también te permite comprobar qué calidad y tipo de personas te rodea.
Si cuando haces un comentario positivo y destacas a alguien, una persona
reacciona rebajándola, añadiendo comentarios negativos o descalificadores,
etc., ahí tienes a una persona dañina, envidiosa y resentida, que se siente
afrentada porque otras personas brillen y sean apreciadas. Y esa reacción no se
limita al tercero de quien hablan, porque tú serás el tercero una vez se hayan
separado y será sobre ti sobre el que se solace acabando contigo y
denigrándote.
Así que
evalúa las respuestas de las personas y en función de ellas selecciona de
quienes seguirás cultivando su amistad y de quienes pondrás discretamente
distancia. Recuerda est las víboras pican a los que están cerca de ellas. Pon
distancia entre tú y las víboras humanas. Salúdalas cuando las veas, pero
aléjateles. Mientras más cerca estés de ese tipo de persona, más daño te harán,
porque ellas suelen cebarse sobre las personas cercanas, a las que critican,
rebajan y calumnian a gusto.
ESPARCIR "CHISMES" POSITIVOS
Otra
recomendación que nos hace Laurie Puhn es difundir rumores positivos. Enseña
que hacerlo sobre otra persona toma un minuto, pero atrae hacia ti el aprecio
de dicha persona. Diles a otros lo que admiras, aprecias, estimas, respetas y
quieres a esa persona, destaca sus mejores rasgos, y ellas harán por ti el
trabajo de transmitirlo. Nunca cometas el error de hablar negativamente de una
persona con terceros. Al hacerlo, no sólo te ganas un enemigo de gratis, sino
que te desacreditas antes quienes haces los comentarios, porque esas personas
de quien piensan mal es… ¡de ti!
"De lo que hay en el corazón habla la boca".
Al referirte a una persona, hablas menos de ella que de ti mismo. Las personas
te evalúan por cómo te refieras a las demás.
Todo el
mundo tiene defectos. Pero al enfocarte en el defecto ajeno, enseñas a los
demás a enfocarse en los defectos tuyos.
Es más
inteligente que te enfoques en las cualidades ajenas, pues, por igual, estarás
enseñando a tus interlocutores a enfocarse en las cualidades tuyas.
La
crítica negativa, la descalificación, el rebajar a otros, a nadie beneficia y a
todos perjudica.
Por
eso, sé inteligente, usa el “chisme” en tu propio provecho.
Haz
comentarios que reconozcan, edifiquen, destaquen, resalten y distingan a las
personas.
Aunque
no lo creas, estarás hablando más bien de ti mismo que de los demás.
Dirás
qué calidad de persona eres, qué hay en tu corazón.
Es un
error no comunicar a otros las cosas positivas que ves y sientes sobre una
persona.
Así
que, ¡a chismear positivamente!
EN VEZ DE QUEJARTE, APORTA SOLUCIONES
Laurie
Puhn escribe en Instant Persuasion: ¿Por qué una persona se queja? Porque quiere algo que no
tiene. Se queja porque ve un problema y quiere que lo arreglen. ¿Qué le suele
suceder al quejoso? Cuando una persona adquiere la reputación de ser un
"quejica", por lo general lo que hace es lograr que los demás lo
ignoren, se disgusten de oírlo y lo eviten por sentir que molesta.
Entonces,
¿cómo manejar una situación en que sea oportuno y necesario señalar un problema
y expresa tu opinión? Hay dos formas de manejar este tipo de situación: 1. La equivocada: te comportas como un
"quejica" y, al hacer, provoca que las personas se sientan incómodas
contigo y te ignoren o eviten. 2. La
correcta: actúas como un solucionador de problemas, que persuades a la
gente a cooperar contigo.
Lo
asombroso es que una vez que reconoces la diferencia entre un
"quejica" y un solucionador de problemas, tú puedes fácilmente
transformarte en un solucionador de problemas y aumentar tus posibilidades de
conseguir lo que quieres.
Y
destaca la autora: Es un error quien se queja de algo sin ofrecer o recomendar
una solución. Y señala qué es lo que funciona: Cada vez que te refieras a un
problema, no lo enfoques directamente, sino diciendo que crees que podría ser
mejor o podría lograrse un mayor resultado… Y ahí propón tu solución. Y si es
posible da varias opciones y recomienda de ellas la que consideres más
pertinente. Eso transmitirás que has pensado en el asunto, evaluado opciones y
te ganas más respeto de tu interlocutor.
Es
también inteligente al plantear la solución no referirse al problema, sino a
una manera en que el asunto puede mejorarse.
Si
decimos yo pienso, yo creo, me parece (es decir, comparto una opinión personal)
que si hacemos, que si se… (Aquí aportas tu recomendación) lograríamos que…
(Planteas el resultado o beneficio) creas un espacio de receptividad a tus
ideas. Como las personas están
conscientes de que todo puede ser mejorable, son receptivas. Sin embargo, si
nos referimos al problema podemos: 1. Herir susceptibilidades; 2. Hacer sentir
a alguien atacado; 3. Provocar actitudes defensivas; 4. Entrar en un tema
espinoso; 5. Meterte en una área conflictiva.
Enfócate,
por eso, no en el problema, sino en la oportunidad de mejorar o la solución que
propones. Eso logra más.
LOS PRIMEROS 30 SEGUNDOS
Cuando
te encuentras a alguien por primera vez o por la vez un millón ¡siempre es
positivo halagar y hacer sentir bien a esa persona al inicio de la conversación!
Hazlo en los primeros 30 segundos. Ten en cuenta que si haces sentir bien a esa
persona y lo halagas o le reconoces un logro reciente que ella haya obtenido,
las personas se sentirán más receptivas hacia ti. La gente siempre está en
busca y a la espera de aceptación. Hazlas sentir aprobadas, apreciadas,
admiradas, respetadas y queridas. Y que tu expresión, tus palabras y tu emoción
sean honestas, sinceras y desinteresadas.
Toda
conversación, todo intercambio, tiene un propósito. Y ese propósito depende de
la receptividad y actitud de colaboración que seas capaz de lograr en tu
interlocutor.
De ahí
que halagar y reconocer a la otra persona con la que conversas en los primeros
30 segundos sea inteligente: provoca una mayor apertura hacia ti, transmite que
no representas un peligro ni te propones que la interacción sea desagradable,
genera una predisposición positiva hacia ti.
PREGUNTA SOBRE LAS TRES ÁREAS CLAVE.
Comenzar
una conversación con una expresión com "Valoro y respeto mucho tu
opinión acerca de ___________ (pasión, proyecto o valor del otro) y estoy
pensando en participar también. ¿Podrías compartirme tus pensamientos sobre
ella conmigo?", es una manera positiva de hacer que alguien sienta que tú
tienes su opinión en alta estima. Como la pregunta es abierta, puedes aprender
mucho sobre un tema de interés para ambos, así como mucho sobre la forma de
pensar y lo que valora la otra persona.
Si uno
conecta con lo que enciende el corazón de la otra persona: sus intereses, sus
valores, sus pasiones, sus proyectos, obtendrá su total atención y su simpatía.
Busquemos entender, más que se entendido. Comprender, más que ser comprendidos.
Oír, más que ser escuchados. Centrémonos en hacer sentir a la otra persona
importante, valiosa, aceptada y querida. Ese es el camino al corazón de la otra
persona.
RECONOCER A ALGUIEN FRENTE A OTRA PERSONA.
Reconócele
algo positivo, agradable y cierto a una persona frente a otra u otras. Eso es
algo que esa persona te agradecerá. Puede ser un reconocimiento relativo a sus capacidades y talentos,
actuaciones, conductas o cualquier otro aspecto que ponga de relieve un rasgo,
comportamiento, conocimiento o acción positiva de esa persona que le granjee
respeto y admiración.
Conviértete
en alguien que da a conocer, reconoce y propaga lo mejor de cada persona con la
que te encuentras. Ellas harán eso mismo por ti (ley de la reciprocidad).
Proponte
colocar en el pecho de cada personal una medalla moral mediante un
reconocimiento público frente a terceros.
¿Quieres
que la gente hable bien de ti? Dedícate a hablar bien de los demás, a destacar
sus logros, sus conductas, sus habilidades y competencias. Transfórmate en el
relacionista público de las personas que te rodean. Hazlas sentir importantes,
reconocidas, apreciadas y queridas, respetadas y admiradas. Ten siempre una
frase amable, de elogio y aprecio por cada persona y, sobre todo, empléala
frente a terceros.
COMPARTE INFORMACIÓN VALIOSA PARA EL OTRO.
Hazles
sentir a las personas que las tienes en cuenta y que te ocupas de todo lo que
les pueda ser útil, remitiéndoles de manera periódica artículos, entradas de
blogs, enlaces y cualquier material que creas que es relevante, importante e
interesante para ellas. Haz que les llegue con una nota personal tuya
explicándoles qué siente que podrán encontrar allí, por qué lo considera útil y
valioso para ellas y expresándoles el aprecio y admiración que tienes por ellas
y por lo que hacen.
Servir,
ser útil, aportar, contribuir son el camino a crear relaciones de amistad y
aprecio sólidas. Tenemos que dar si queremos recibir. Al contribuir, aportar y
servir expresamos tanto el valor que concedemos a esa persona como el hecho de
que nuestro acercamiento no es parasitario o depredador, sino enriquecedor y
beneficioso. Si no nos cansamos de servir, ser útil, aportar y contribuir,
seremos progresivamente receptores de múltiples beneficios, ya que la ley de la
reciprocidad hará que seamos igualmente quienes recibamos esas mismas cosas de
las demás.
LLAMA A LAS PERSONAS CON UN APELATIVO POSITIVO
Usa
palabras que distinguen, edifican y califican positivamente como apelativos
para dirigirte a las personas, tales como “Campeón”, “Líder”, “Titán”, “Mi héroe”
y frases por el estilo.
Para
empezar, verás que esas personas quedarán sorprendidas cuando te refieras a
ellas en términos elogiosos. Segundo, les agradarás y estarán receptivas.
Tercero, se dirigirán a ti con los mismos términos con los que te diriges a
ellas.
Si los
repites una y otra vez terminarán por hacerse automáticos, con lo cual habrás
creado una personalidad edificadora.
Te
sorprenderás cómo muchas personas a las que te dirijas con apelativos
constructivos como esos y otros que puedas encontrar, propios de tu cultura
específica, se sentirán distinguidas, valoradas, reconocidas, honradas, por ti
y eso te creará una receptividad especial.
En un
mundo en que insistimos (y de hecho nos programan y entrenan a través de los
seriales de TV y el cine) en degradar, rebajar, cualquierizar, atacar,
burlarnos y disminuir a los demás con palabras agrias, hirientes y soeces,
enaltecer y elevar a otros marcará una diferencia significativa en tu favor.
USA LOS RECURSOS Y SÁCALES PROVECHO
Ahí
tienes un puñado de recursos. Ponlos en acción. Empléalos. Comprueba su
utilidad. Incorpóralos a tu arsenal de medios de interacción social.
Benefíciate de ellos y conviértelos en respuestas automáticas frente a tus
interlocutores.
De nada
sirve conocerlos sino los practicamos. Es como sabernos una receta de memoria y
nunca preparar dicho plato.
La
información (el conocimiento de la receta) que no se pone en práctica (se
prepara y degusta) es una forma de la necedad.
Si en
algo esto te es útil, si contribuye en algo a tu éxito, me sentiré más que
bendecido.
Ponlos
en acción y, si está a tu alcance, coméntame tus resultados a [email protected]á de gran satisfacción para mí saberlos.
Léelo en mi Blog:http://elblogdeaquilesjulian.blogspot.com/2011/10/diez-recursos-para-el-cambio-personal-y.html