Mi amigo Martín Guillermo se quiere ir del país porque no resiste más. Me preguntó dónde está ubicado un país llamado Leonelandia porque lo buscó en un mapamundi y no lo encontró. Le dije que es el secreto mejor guardado porque el presidente y sus amigos del Comité Político lo guardan muy celosamente para evitar los problemas que causan los pobres.
Martín quiere saber dónde está la embajada o el consulado de Leonelandia para solicitar una visa y tomar un avión, con toda su familia. Me dijo que ha leído todos los discursos del presidente de Leonelandia, que ha visto sus declaraciones.
En Leonelandia no existe desempleo. El costo de la vida es de los más bajos del mundo. La criminalidad y la delincuencia han desaparecido. No hay narcotráfico ni consumo de drogas. No hay analfabetismo. Todos los niños van a las escuelas públicas hasta el bachillerato para luego pasar a las universidades que también están entre las mejores del planeta, fruto de la inversión del 12% del PIB en educación. La salud es de primera. En los hospitales no falta nada. El personal médico y paramédico es súper eficiente. Las medicinas para los pobres son gratis. El Estado lo cubre todo. El promedio de vida de los ciudadanos es de 92 años.
Mi buen amigo me dijo que ha leído todos los discursos del presidente de Leonelandia, que ha visto sus declaraciones en conferencias y cumbres internacionales donde siempre resalta las bondades del país que ha creado. En Leonelandia el problema es que no hay problemas.
En Leonelandia no hay apagones. La tarifa eléctrica es bajísima. La gente casi no paga nada.
Todos esos avances se han logrado porque el presidente de Leonelandia, uno de los hombres más honestos y capaces del universo, que debe ser clonado, prohibió la corrupción. Desde entonces ningún funcionario se ha robado un peso.
Mi amigo Martín vive en un país donde nadie está seguro en ningún lugar, donde el analfabetismo es muy alto, donde la inversión en educación, salud, vivienda, seguridad social y ciudadana es ridícula, donde la democracia es una caricatura, donde los funcionarios se roban hasta el papel higiénico de los inodoros, donde hay apagones de 18 horas diarias a pesar de que la gente paga la tarifa más alta del mundo