<span style="font-weight: bold;">En
los años de estudiante siempre teníamos que citar el libro de José Ingenieros
“El hombre mediocre” lo teníamos como un referente de concentración de estudios
y de interés en el saber de la conducta del individuo.</span>
El hombre mediocrees
un libro delsociólogoymédicoítalo-argentinoJosé Ingenieros, publicado en el año 1913. La obra trata sobre
la naturaleza del hombre, oponiendo dos tipos de personalidades: la delhombre mediocrey la
delidealista, analizando las características morales de cada
uno, y las formas y papeles que estos tipos de hombres han adoptado en lahistoria, lasociedady la
cultura.
En
la actividad política dominicana tenemos esos tipos de comportamientos, el
político idealista y también, el político mediocre, pues para el idealista es
muy importante los valores morales y culturales en la sociedad y en las
personas, por eso siempre está en constante trabajo de superación, estudiando
las variables políticas y económicas que afectan al País.
En
cambio, el mediocre no hace ningún esfuerzo para capacitarse o superar sus
conocimientos del porque de las cosas, actúa en base a sus conveniencias, busca
las oportunidades para adquirir sus objetivos personales sin aportar ningún
sacrificio o tiempo.
La
mediocridad no tiene categoría política, ni clases sociales, pues en todos los
extractos sociales han existidos idealistas y mediocres, podemos distinguir muy
fácil el oportunista de clase alta y al avívato en las clases más bajas de la
sociedad.
En
nuestra Sociedad es muy común el activismo del individuo mediocre, con la
capacidad de poder desarrollar su oportunismo y habilidad para ocupar
posiciones de Mando en la Sociedad. Este personaje no tiene escrúpulos para lograr sus objetivos, llegando incluso a
imponer su estilo como normas para hacer activismo político.
Si
hacemos un recorrido imaginario por la historia dominicana, encontraremos
hombres y mujeres idealistas que sacrificaron hasta su propia vida por un
ideal, creencia que asumieron con fe patriótica llegando al punto de sacrificar
carreras profesionales y patrimonios familiares por sus ideales y la esperanza
de un mejor porvenir para todos.
También
tenemos en el pasado reciente de nuestra historia, a oficiales militares con
orígenes familiares de altos Mandos, que
fueron idealistas a la hora de actuar en defensa de la soberanía Nacional, esos
hombres y mujeres idealistas tenían principios y valores morales que los llevaron
a ser Patriotas a la hora de actuar en defensa de la Soberanía.
En
la actividad partidaria, podemos encontrar los idealistas que en algún momento
asumieron un ideal y un lema, que los expresaron en función de su creencia y
fe, se dedicaron a estudiar, organizar personas, vender periódicos políticos en
las calles, pedir dinero para ayudar a
colectar recursos económicos para su organización, esos siempre han trabajado
para fortalecer la organización, en la que aportan sus esfuerzos y sacrificios
para avanzar hacia la construcción de una nueva Sociedad.
Ahora
bien, después de todo, los mediocres aparecen a la hora precisa y oportuna, son
muy amables a la hora de saludar y siempre están disponibles y saben de todos,
son los primeros en llegar y los últimos en retirarse, se aprenden los nombres
y apellidos de los principales dirigentes de la organización, los nombres y
lugares de los organismos estructurales y en la medida de lo posible, terminan
imponiendo su estilo y comportamientoen
el Partido y en la Sociedad.
El
ejercicio político es una actividad seria y de mucha responsabilidad, la
persona que decide incursionar en el activismo político debe estar revestida de
vocación de servicios, amor al prójimo, tener un alto sentido del valor de los
símbolos Patrios, y preservar como principio, la lealtad en la relación
personal.
Al
convertir su actividad primaria como una vocación al servicio de los demás, se
identifica con su posición política y militancia, exhibe su identidad
partidaria con orgullo y defiende sus criterios políticos con dignidad.
El
político mediocre, es lo contrario de las virtudes que adornan al idealista,
este personaje no se interesa en estudiar los hechos históricos de su País,
nunca sacrifica nada para construir, ni un Partido ni una organización de
servicios comunitarios, pero si aparece al momento de repartir los logros
obtenidos por el sacrificio de los idealistas.
El mediocre es dócil, maleable, ignorante,
un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección,
solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño
social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida
acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios,
ni héroes ni santos.
Un hombre mediocre no acepta ideas
distintas a las que ya ha recibido por tradición, sin darse cuenta de que
justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir
hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre
mediocre entra en una lucha contra el idealismo por envidia, intenta opacar
desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de
que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.
Por estas cualidades descritas
anteriormente, es que podemos concluir el porqué la diferencias en el manejo
del Estado y de las funciones públicas entres el idealistas y el mediocre. El
idealista trata desde una posición pública de servir a su Pueblo, construir y
crear iniciativas que desarrollen a su País, mientras que el mediocre destruye
todas iniciativas creadas por el idealista, con la finalidad de borrar la
capacidad y visión de su antecesor.
José Fernández