SANTO
DOMINGO.- Me lo contó el doctor Felix Antonio Cruz Jiminián, promotor de la campaña
del millón de firmas por la no violencia contra la mujer en la comunidad de
Cristo Rey.
Un
pariente suyo que estuvo entre los firmantes del manifiesto masculino
durante la jornada del viernes 25 de noviembre, día internacional de la no
violencia contra la mujer, lo llamó al día siguiente para contarle una historia
simpática.
Resulta
que cuando él llegó a su casa, la mujer le reclamó de mala manera por su
ausencia durante una buena parte del día, y talvez -especulo yo-
porque se habría tomado un par de tragos por ahí. De acuerdo
a su versión, ella intentó manotearlo en un aparente arranque de celos.
Según
le narró al doctor Cruz Jiminián, su reacción normal habría sido
defenderse por la misma vía, y de hecho lo intentó, pero cuando se
disponía a responder a la acción agresiva de su compañera un
pensamiento le cruzó por la cabeza: “¡hay carajo, yo firmé!”. Es decir, recordó
que se había comprometido a no ejercer violencia contra ninguna mujer.
El
doctor Cruz Jiminián está convencido de que el acto consciente de firmar el
compromiso de no violencia contra la mujer, funcionó como un freno a la posible reacción
violenta de su pariente.
Yo
comparto esta opinión. El solo hecho de que los hombres
reflexionemos sobre nuestra responsabilidad en la violencia de género
puede ser un primer paso importante, pero si además asumimos el
compromiso de no maltratar a nuestras compañeras entonces hay razones para
pensar que estamos en camino de un cambio de mayor dimensión.
Ese
es precisamente el doble propósito de la
campaña del millón de firmas por la no violencia contra la mujer. Primero que
el hombre dominicano haga conciencia de que es parte fundamental del
problema; y segundo, que exprese o reafirme su disposición
de cambiar.
La
idea es que el hombre reflexione antes de cometer un acto de violencia
intrafamiliar, y no después. Que haga lo mismo que hizo el pariente del doctor
Cruz Jiminián cuando frenó oportunamente el impulso de golpear a su compañera.
Estamos obligados a borrar las estadísticas que nos identifican como el país de
América con mayor cantidad de feminicidios, dos veces más que el promedio de
todo el continente, y cinco veces más que en Europa. Comencemos a cambiar.
Para
integrarse a la campaña del millón de firmas por la no violencia, escribir al corre [email protected]
(martes 29 de noviembre, 2011)