Los
feminicidios no son acciones exclusivas de la República Dominicana. En otros
países se cometen crímenes de esta naturaleza. Claro, son hechos repugnantes y
abusivos que en modo alguno se pueden justificar.
Un
informe difundido en Londres, Inglaterra, por el Centro para el Control de las
Enfermedades revela que cada minuto 24 personas denuncian una agresión sexual
en Estados Unidos y alrededor del 20% de las mujeres de ese país ha sufrido una
violación consumada o en grado de tentativa.
Esa
investigación concluyó que más de un millón de mujeres dijeron haber sido
violadas en los últimos doce meses, más de seis millones fueron víctimas de
acoso y más de doce millones de mujeres y hombres reportaron una violación y
violencia física.
Algo
similar, aunque las cifras no son parecidas y se producen en escenarios
diferentes, está ocurriendo con los hogares dominicanos donde la violencia ha
tenido un repunte desastroso. No existen registros exactos de las muertes de
mujeres a cargo de sus ex esposos, pero preocupan tantos hechos sangrientos,
sobre todo aquellas violaciones sexuales que nunca se denuncian por temor a
perder la vida o que lo sepa el público.
La
mayor parte de esas agresiones físicas son por la negativa de la mujer a
reconciliarse con los antiguos maridos. Hay un principio jurídico que dice que
“a lo imposible nadie está obligado”.
Al parecer, existen hombres que no entienden esa frase.
Esos
hechos se han diseminado como pólvora por todo el país y reseñados con
morbosidad en las páginas de los periódicos y en los restantes medios de
comunicación. Es una peligrosa práctica que se está convirtiendo en una
costumbre que es preciso frenarla y para eso se requiere de la participación de
las instituciones públicas y privadas, las iglesias, partidos políticos, yla denominada sociedad civil porque es un
problema de todos.
Observen
que la violencia también ha salpicado a los hogares de personalidades públicas
acusados de maltratar con golpes y atropellos de palabras a sus parejas. Sin
embargo, estos últimos casos se conocen pocos. Estoy seguro que entre los ricos
se dan esas escenas de discusiones de todos géneros y subidas de tonos, con la
excepción de que no se conocen feminicidios. Tal parece que las cosas se
resuelven a otro nivel. Son conductas machistas globalizadas.
Ahora
que han salido a la luz pública denuncias que involucran a políticos, ex
legisladores y antiguos militares en la violencia de género, la sociedad dominicana
tiene la oportunidad de conocer las identidades de estos verdugos, que al matar
a las parejas dejan a muchos niños huérfanos, desprotegidos y a las familias
divididas..
19 de diciembre 2011<br>