<p style="font-weight: bold;">Recientemente,
el presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Isa,
denunció que una jueza de la región Este del país había sido implicada en un
acto de soborno a una empresa inglesa para decidir un fallo a su favor en una
disputa con otra empresa aparentemente local.
El
caso del soborno –que se dice no se materializó- provocó que la empresa de
marras decidiera no pagarlo y ausentarse del país. El caso fue denunciado por
el embajador ingles en el país, hecho que provocó un gran impacto en la opinión
pública.
El
doctor Subero Isa envió el expediente al procurador general de la República con
la solicitud de que el asunto fuera investigado. Se dice que existe una
grabación del intermediario –suponemos que de la jueza- en donde se evidenciaríala intención del soborno.
Finalmente,
la jueza se identificó y envió un desmentido a este diario asegurando que no
conoce el caso en el que se le involucra y defendiendo su dignidad de jueza.
Hasta ahí está el asunto ahora.
Toda
la opinión pública dominicana desea fervientemente que la llamada corrupción
desbocada que se denuncia en el país sea sancionada ejemplarmente.
Queremos
subrayar que nos referimos a la “corrupción desbocada”, no a los posibles casos
de “terrorismo moral”, como se acostumbra en estas sociedades, donde implican a
alguien –aún calumniosamente- y leconvierten la vida en un verdadero calvario. El estigma no se lo quita
nadie.
Es
por eso que es imperativo el que se realice una investigación exhaustiva de las
declaraciones públicas del embajador ingles Steven Fisher y la denuncia
presentada a la Suprema Corte de Justicia. La misma debe ser íntegra, diáfana y
de conocimiento público, para alimentar su poder disuasivo.
Reconocemos
que podría haber corrupción en la justicia dominicana, y asumimos el hecho por
las denuncias que llegan a la opinión pública sin que trasciendan casi en
ningún momento los detalles de los “runrunes” aviesos o de los hechos concretos
que nunca son publicados.
No
tenemos ningún informe de la conducta de la doctoraAltagracia
Sánchez Molina, la jueza puesta en “picota pública” por las
mismas altas autoridades judiciales sobre la base de lo dicho por el embajador
ingles y de la denuncia que le presentaron recientemente.
Lo
que decimos es que la investigación sobre la conducta de la Magistrada debe
hacerse con todas las de la ley, porque podría resultar esa señora implicada en
un caso en el que no ha tomado parte.
La
investigación ordenada tiene la virtud de que se deberá esclarecer la denuncia
del embajador Fisher hasta sus últimas consecuencias. Y en ningún caso
sacrificar la vida de una jueza tan solo por complacer al diplomático de
marras.
El
juez Subero Isa y el Procurador General de la República, Radhames Jiménez,
tienen la gran oportunidad de establecer un hito en la justicia dominicana más
allá de toda duda razonable.
Por
eso advertimos que se tenga cuidado con la investigación de esa jueza para que aquí no se
pretenda otra vez “romper la soga por lo más débil”, o iniciar una impúdica
“caza de brujas”.
No
defiendo ni culpo a la señora jueza, pero he sentido la impresión de que podría
convertirse en una víctima propiciatoria en este momento, solo para complacer
una denuncia entregada verbalmente a las autoridades que tienen a cargo la
lucha contra la corrupción.
Ni
acusamos ni defendemos. Solo estamos intrigados y preocupados tanto de la
cohima, como de los descréditos caprichosos.
<font size="3">Una nota sobre la Navidad</font>
<span style="font-weight: bold;">Deseo
agradecer el respaldo del diario y de los lectores Por lo demás solo nos resta
agradecer a los lectores su respaldo a este diario y a esta columna y desear al
país el mejor éxito este nuevo año y felicidad en la Navidad. Gracias.</span>