Uno de los hijos
de doña Yolanda recorrióel país para ayudar
a que se demostrar de forma suficientemente palpable la agobiante pobreza que
sufre el pueblo dominicano.Regaló cajas
conirrisorios alimentos en medio de
unos molotes en los que se repartieronempujones, golpes y humillaciones,yse produjo al menos una muerte.
La mitad de la poblacióndominicana padece hambre porque no recibe
ingresos suficientes para alimentarse. La pobreza de muchos ha contribuido al
enriquecimiento deun grupo. Se propicia
la pobreza llevandomiles de millones
del patrimonio público hacia las arcas de ese grupito de privilegiados.
Resulta imposible
combatir la pobreza mientras no se detenga la voracidadfinanciera del grupo en el poder,
quienescon el mayor descaro exhibenfortunasque nunca podrían justificar, si tuvieran que responder ante una
justiciaseria e independiente.Las cajitasdistribuidas por el hijo de doña Yolandahabrían costadoal Estado 1,350
millones de pesos.
Bueno sería que un
día expliquen ante la justicia cómo se invirtió tal sumaen botellitas de aceite, una libra de
habichuela,una fundita de arroz,
espaguetis…Hablamos de justicia, pero fíjense lo que hizo el hijo de doña
Yolanda con la Suprema Cortey las demás
instancias.Las constituyó a su modo,
incluyendo a mediocres y politiqueros y desechando verdaderaspiedras angulares de la profesión jurídica.
Esehijo de doña Yolanda,precisamente, estudió derecho, pero se dedica
a la política, actividad en la que ha sido dichoso y exitoso.Ojalá quenadie lo supere en esa dicha, pues no sería bueno para la democracia y
el buen vivir del pueblo.Claro, pues
suventuraes para el pueblo desventura.
Inseguridad,insalubridad,
incertidumbre…inquietan, incomodan.
Pero hablando de
un hijo de doña Yolanda mehe olvidado
del otro. También estudió derecho, perolo
dejó para incursionar en el humorismo. Con ello busca hacer reír y pensar.
Estudió en una universidad privada, de riquitos,pero su fortuna pecuniaria no se asemeja a la
del primero, que estudió en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la del
proletariado.
Este hijo de doña
Yolanda produce bromas para hacermás
amena y llevadera la vida.El
primeroproduce lo que Cicerón llama
“broma petulante y malévola”, y con ella nos esconde la risa ynos reduce el optimismo y la fe en la
democracia.Es que el humor es remedio
para el espíritu, en consecuencia para elcorazón.
Consejeros
espiritualesrecomiendan buscar el lado
positivo de la vida. Pero a la vida dominicanase hace difícil verle ese lado, cuando se contemplan las acciones que
propiciael hijo de doña Yolanda
Reyna.Preferibles serían los actos del
hijo de doña Yolanda Rodríguez- en paz
descanse-a quien nadie agradece que lo
haya hecho multimillonario y tampoco que lo designara en unade las altas cortes.