Santo Domingo, 10 ene (PL) De unos 500 barcos hundidos en costas
dominicanas pudieran salir a flote historias de piratas de los
tentáculos de empresas que usan tecnologías de última generación para
recuperar tesoros de esos naufragios.
Un reportaje publicado en Listín Diario cita, entre otros, a Roberto
Llerena, periodista y buzo salvadoreño quien radica aquí desde hace 30
años y asegura que no hay en todo el Caribe un país con tantos
naufragios de la época colonial como Dominicana y Haití.
Por
otra parte, el director de arqueología de la empresa exploradora Deep
Blue Marine, Alejandro Selmi, indica que los naufragios comenzaron desde
1492 hasta la fecha.
El periódico nombra cinco empresas, legalizadas por el gobierno, que tienen concesiones en diversas áreas.
Tesoros del Caribe (Caribe Salvage S,A,) de Tracy Borden, Fundación
Punta Cana de Paul Beswick, Anchor Research and Salvage, S.R.L. de Bobby
Prichert, Deep Blue Marine de Wilf Blue y la Universidad de Indiana, a
cargo de Charles Beeper, todas ubicadas en partes de las costas norte,
sur y este.
Se denominan empresas de rescate arqueológico, aunque es difícil decir quiénes se beneficiarán de los bienes recuperados.
Los exploradores, indica Llerena, se nutren del Archivo de Indias en
España, único sitio de documentación de todas las colonias.
Ese
archivo, ubicado en la ciudad de Sevilla, posee unos 43 mil legajos con
cerca de 80 millones de páginas y ocho mil mapas y dibujos procedentes
de mercantes y tropas españolas.
El director técnico de la
Oficina Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático (Onpcs), Francis
Soto, asegura que por más sofisticados que sean los equipos y la
investigación previa que hagan, la práctica indica que la mayoría de los
restos son encontrados por lugareños.
Los pescadores del área son los que encuentran los pecios.
Los huracanes hacen que el mar cambie todo, por eso a veces salen piezas a la superficie y eso da una referencia, señala Soto.
Sobre el costo de explorar y recuperar estos bienes, Llerena y Selmi coinciden en afirmar que son muy altos.
Aunque el periódico asegura que ellos estiman en 50 a 60 mil dólares
mensuales los salarios, alimentación y mantenimiento de embarcación,
equipos y combustibles, otras opiniones consultadas creen que esas
cifras están por debajo de las reales.
Desde 1976, cuando se
recobró el Nuestra Señora de Guadalupe, se han recuperado 22
hundimientos. El más reciente fue el San Miguel en 2011.
En
cuanto a la repartición de los bienes recuperados, el director general
de la Onpcs, Wilfredo Féliz, apunta que las empresas que funcionan
legalmente en el rescate de pecios, deben entregar al Estado dominicano
50 por ciento de los tesoros hallados, pero de todas maneras el Gobierno
es el que elige primero y no tiene la obligación de dar a las empresas
la mitad de los bienes.
Féliz explica que el Gobierno tiene la
opción de pagarle en efectivo, pero debido a las dificultades
financieras del Estado, le resulta más fácil pagarles a esas empresas
con bienes recobrados.
Por esa vía, el Estado dominicano se ha
quedado con colecciones completas de cerámica de la Dinastía Ming, que
se exhibe en la fortaleza Santo Domingo de la Zona Colonial.
El
funcionario reconoció que todavía se presentan casos de saqueo y no
descarta que ocurran actos de corrupción de parte de los encargados de
notificar a la Onpcs sobre las piezas encontradas.
Féliz
desearía que el Estado se responsabilizara con la búsqueda de estos
bienes y no que entregue concesiones a empresas extranjeras, pero para
eso tiene que preparar personal especializado en buceo y arqueología,
además de conseguir los equipos necesarios.
Incluso después que
son recobradas las piezas hacen falta otros productos y equipos para
conservar esos bienes y devolverles en lo posible su estado original, de
los cuales carece el Laboratorio de Conservación de la Onpcs, reconoce
su encargada, Isabel Brito.