<P>Washington, 12 ene (PL) El consumo de alcohol provoca la liberación de endorfinas, los opioides que se adhieren a receptores en los centros de recompensa del cerebro y provocan la sensación de placer producida por esa sustancia.</P>
<P>A estas conclusiones arribaron especialistas estadounidenses, en un estudio que demostró cuáles son los mecanismos involucrados en el proceso de consumo y recompensa, y las causas del por qué algunas personas sienten la necesidad de seguir bebiendo y otras no.</P>
<P>Los investigadores de la Universidad estadounidense de California en sus ensayos comprobaron que la ingestión de etanol provoca, tanto en los consumidores como en los abstemios, la liberación de endorfinas en dos regiones particulares del cerebro: el núcleo accumbens y la corteza orbitofrontal.</P>
<P>En su artículo publicado en Science Translational Medicine, explican que, de manera independiente a cuánto beba una persona, el consumo de alcohol produce la liberación de endorfinas en esas dos regiones cerebrales.</P>
<P>Los resultados muestran, además, cómo las sustancias liberadas contribuyen a largo plazo al abuso del alcohol y cómo la aparición de grandes cantidades de esta provoca que la bebida alcohólica sea más placentera, explican.</P>
<P>Estos datos constituyen la clave para entender cómo se desarrolla el alcoholismo. Ese sentimiento cada vez más grande de recompensa hace que los bebedores traten de hacerlo cada vez más, destacan.<BR>mgt/alb<BR></P>