Washington, 16 ene (PL) La industria petrolera emergió hoy en la campaña
presidencial estadounidense, al pedir a los electores convertir en un
tema electoral la decisión de instalar un controvertido oleoducto con
Canadá.
Ello permitirá a los votantes incrementar la presión sobre el presidente
Barack Obama, quien mantiene congelada la aprobación o no del ducto de
dos mil 700 kilómetros, entre las arenas bituminosas de Alberta, Canadá,
y la costa del Golfo de México en Texas, destacó el diario The Hill.
Jack Gerard, presidente del Instituto del Petróleo de Estados Unidos
explicó en Carolina del Sur que un grupo de la poderosa industria
viajará por todo el país en los próximos meses como parte de la campaña
"Vote por Energía" (Vote 4 Energy).
La iniciativa propone recurrir a la radio, televisión y medios impresos,
sobre todo en los estados indecisos como Ohio, Pennsilvania y Virginia,
a fin de convencer a las personas de la necesidad de ese proyecto.
Gerard criticó la política energética de la actual administración, y
arremetió contra el gobernante por impedir nuevas áreas de perforación a
lo largo de la costa atlántica.
Desafortunadamente, el pueblo de Carolina del Sur pierde empleos y el
crecimiento económico que acompaña a la producción, aseguró.
El funcionario pidió a los votantes del sureño territorio presionar al
mandatario para que apruebe el Keystone XL, proyecto que genera desde
hace meses enconados enfrentamientos entre demócratas y republicanos en
el Congreso.
Las discusiones amenazaron, incluso, con bloquear la iniciativa que
proponía la extensión por dos meses del recorte de impuestos de nómina a
la clase trabajadora, así como las prestaciones por desempleo.
Hasta último minuto, los conservadores insistieron para que se aprobara
la instalación del oleoducto, en virtud de lo cual impusieron una
cláusula que otorga a la Casa Blanca un plazo hasta el 21 de febrero
para que se pronuncie al respecto.
La industria del petróleo puso en marcha una agresiva campaña de
respaldo a la instalación de las tuberías, mientras Gerard aseguró en un
discurso a principios de mes que Obama enfrentará "enormes
consecuencias políticas" si rechaza el proyecto, comentó la publicación.
La Casa Blanca dijo que no tendrá tiempo suficiente para examinar
adecuadamente el proyecto en el plazo de 60 días exigido, pero los
republicanos valoran la posibilidad de eludir al jefe de Estado para que
el Congreso autorice la construcción, concluyó el rotativo.
Analistas señalan que la postergación de las obras tiene, a todas luces,
un marcado carácter electoral, ya que el equipo presidencial trata de
allanar posibles escollos que puedan afectar las aspiraciones
reelectorales de Obama.
Grupos ambientalistas y otros opositores consideran que el oleoducto
entrañará numerosos riesgos ecológicos al atravesar el manto acuífero de
Ogallala, importante fuente de agua potable para las granjas en ocho
estados del centro del país.
De avalar la instalación de las tuberías, el mandatario enfurecería a
sus seguidores ecologistas, y de no aprobarse, podría enfrentar críticas
de los trabajadores y empleadores por frustrar una fuente generadora de
miles de puestos de trabajo.