En su carta partoral en ocasión de la celebración el sábado del Dia de la Altagracia, se atrribuye la crisis
moral que afecta a laRepública Dominicana al incremento de la violencia
contra la mujer y la familia, la precariedad de los salarios y de los
servicios básicos y la corrupción, asi como ay la mediocridad de los políticos.
La Carta Pastoral fue leída esta tarde por el cardenal Nicolás de Jesús
López Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y presidente
de la CED.
En la carta los obispos dominicanos también detallan, de manera
pormenorizada, los aportes en sus 50 años de la Conferencia del
Episcopado Dominicano, creado oficialmente el 22 de septiembre de 1962.
“Nos preocupa todo esto y prometemos que al
pueblo dominicano no le faltará ni nuestra voz sincera ni nuestra
crítica como tampoco nuestro aliento al comportamiento correcto”.
<p style="font-weight: bold;"> LA CARTA PASTORAL
Conferencia del Episcopado Dominicano. Carta Pastoral/50º Aniversario
<p style="font-weight: bold;">Fundamento Teológico
La
Conferencia Episcopal, es una expresión del espíritu colegial y de la
comunión que vincula a todos los Obispos. El reconocimiento formal de su
existencia se debe al Concilio Ecuménico Vaticano II que al valorar su
funcionalidad pidió establecerla en todas las naciones.
El
Concilio Ecuménico Vaticano II en su Decreto Christus Dominus sobre el
Ministerio Pastoral de los Obispos en la Iglesia puntualiza: “Desde los
primeros siglos de la Iglesia, los Obispos que estaban al frente de las
Iglesias Particulares, movidos por la comunión de fraterna caridad y
por el celo de la misión universal confiada a los Apóstoles aunaron sus
fuerzas y voluntades para promover el bien común y el de la Iglesia.
“La
conferencia episcopal es como una asamblea en que los Obispos de cada
nación o territorio ejercen unidos su cargo pastoral para conseguir el
mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo por las
formas y métodos del apostolado, aptamente acomodado a las
circunstancias del tiempo”.
<p style="font-weight: bold;">ANTECEDENTE Y FUNDACION
La
Conferencia del Episcopado Dominicano tuvo como antecedente la creación
de una Comisión Nacional Episcopal de cara a la Conferencia del
Episcopado Latinoamericano que se celebró en 1955, en Río de Janeiro.
Esa Comisión la conformaban Mons. Ricardo Pittini Piussi, Arzobispo de
Santo Domingo, educador salesiano de amplia cultura; Mons. Octavio
Antonio Beras Rojas, Arzobispo Coadjutor de Santo Domingo, un hombre de
bondades y de elegante sencillez; Mons. Hugo Eduardo Polanco Brito,
Obispo de Santiago de los Caballeros, un trabajador incansable y
organizado; Mons. Francisco Panal Ramírez, Obispo de La Vega, un hombre
de Dios, de vida austerísima; y Mons. Tomás Francisco Reilly, Obispo de
la Prelatura Nullius de San Juan de la Maguana (erigida Diócesis en el
1969), un Doctor en derecho canónico convertido en celoso y abnegado
misionero de una zona muy amplia y deprimida. Posteriormente el cometido
de esta Comisión era doble: elegir el delegado a la Primera Conferencia
del Episcopado Latinoamericano; y construir y redactar la contribución
de la Iglesia dominicana a esa Conferencia.
Con excepción de Mons.
Ricardo Pittini Piussi (+1961), los mismos Obispos que hemos señalado,
además de Mons. Juan Félix Pepén Solimán, Obispo de la Altagracia, en
Higüey (creada en el 1959), un hombre de fina inteligencia y defensor
aguerrido de los campesinos, fueron los que oficialmente crearon ya el
22 de septiembre de 1962 la Conferencia del Episcopado Dominicano, y
enviaron los Estatutos a la Santa Sede. Esta contestó con la aprobación
“ad experimentum”. Conforme a esto, y enviados los Estatutos
definitivos, la erección oficial de la Conferencia del Episcopado
Dominicano quedó fijada en 1962.
<p style="font-weight: bold;">CRECIMIENTO Y DESARROLLO
La
erección de nuevas Diócesis fue una notable visión y acierto de la
Conferencia del Episcopado Dominicano. Esta iniciativa ha contribuido
eficazmente al dinamismo de la Iglesia. A partir del 1962 fueron creadas
las Diócesis de: San Juan de Maguana (1969), Barahona (1976), San
Francisco de Macorís (1978), Mao-Montecristi (1978), Baní (1986),
Puerto Plata (1996) y San Pedro de Macorís (1997). También cabe señalar
aquí, la creación de una segunda Provincia Eclesiástica en la que
quedaron reagrupadas las Diócesis del Cibao, y la elevación de Santiago
de los Caballeros al rango de Arquidiócesis, el 14 de febrero 1994.
Gracias a Dios, desde el año 2005 la Conferencia del Episcopado Dominicano cuenta también con su Sede propia.
La
estructura interna de la Conferencia del Episcopado Dominicano responde
a nuestras necesidades y divide su acción en seis áreas que integran
las diversas Comisiones Nacionales de Pastoral: Formación y
Espiritualidad (Presbíteros, Diáconos, Seminarios, Vocaciones, Vida
Consagrada, Laicos); Palabra y Liturgia (Misión y Obras Misionales
Pontificias, Kerigma y Catequesis, Liturgia, Doctrina de la Fe,
Ecumenismo, Biblia, Comunidad, Congresos Eucarísticos Internacionales);
Familia (Familia, Vida, Niñez y Adolescencia, Juventud, Tercera Edad);
Pastoral Social (Social, CEDAIL-Justicia y Paz, Cáritas, Salud,
Penitenciaria, Ecología); Educación (Escuelas Católicas, Formación
Integral Humana y Religiosa, Universidades, Cultura, Comunicación); y
Movilidad (Migrantes, Haitiana, Turismo – Aeropuerto – Apostolado del
Mar, Santuarios). Cada Comisión está dirigida por un Obispo.
Además,
existen las Comisiones Episcopales, integradas sólo por Obispos (Mixta
CED-CONDOR, Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino) y otras
Instituciones, entre las que se destaca por su tarea y misión el
Instituto Nacional de Pastoral,
<p style="font-weight: bold;">APORTES A LA IGLESIA Y A LA SOCIEDAD
En
primer lugar, están la creación de magníficas Instituciones: la
Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), el Instituto
Nacional de Pastoral; el Instituto de la Familia, el Centro Dominicano
de Asesoría e Investigaciones Legales (CEDAIL); el Tribunal Eclesiástico
Nacional, el Semanario Católico Nacional Camino, Televida, el Canal de
la familia; Cáritas Dominicana.
En segundo lugar lo constituyó la
apertura y realización del Primer Concilio Plenario Dominicano del año
2000. Decidido en 1984, en la XXII Asamblea Plenaria de la Conferencia
del Episcopado Dominicano, tuvo su primera sesión en 1990 y concluyó
1999.
En tercer lugar, está el confeccionar la contribución de la
Iglesia dominicana a las cuatro Conferencias del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe (Medellín, Puebla, Santo Domingo y
Aparecida-Brasil).
En cuarto lugar, está el servir de puente
ordinario en las relaciones con la Santa Sede, el Consejo del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe (CELAM), el Gobierno, la sociedad
dominicana y los partidos políticos nacionales.
En quinto lugar,
están también los pronunciamientos públicos que la Conferencia del
Episcopado Dominicano ha ido haciendo al hilo de la marcha de la Nación y
eventos especialmente tensos que se han sucedido en estos años, entre
los que citamos el dedicado a la Educación, a la construcción de la paz y
erradicación de la violencia, a la familia, al bien común, a la
dignidad humana y defensa de la vida a la situación del hombre del campo
y leyes agrarias a la Constitución de la República, y sobre todo, los
documentos dedicados a los distintos procesos de elecciones
presidenciales, congresuales y municipales de la Nación. Más de 25
mensajes, con lo que sentamos todo un magisterio iluminador para el
mundo de la política.
A todas estas iniciativas hay que añadir la
exitosa celebración de la Feria Internacional del libro, en el 2011,
dedicada al Vaticano.
Los Planes Nacionales de Pastoral: uno de
los frutos estimables de estos planes y del dinamismo de la Iglesia ha
sido el de obligarnos a crear nuevas estructuras y a buscar la
eficiencia en todo. Y fruto de ese dinamismo, poco a poco fueron
surgiendo entre nosotros vocaciones para el sacerdocio presbiteral y
para la vida consagrada, nuevos carismas, y nuevas formas de entrega a
Dios y asociaciones espirituales o apostólicas.
Quien haya leído o
lea todos los Mensajes anuales del día de la Independencia dominicana
se convencerá de que la Conferencia del Episcopado Dominicano se ha
sentido siempre obligada y comprometida a contribuir desde su misión con
una nación más sana moralmente, más fraterna, justa y equitativa. En
el momento presente la humanidad se siente muy preocupada por la gran
crisis económica y financiera, alimentaria y política.
Nosotros en
cambio, sin negar lo anterior, proclamamos que la gran crisis moderna
es humana y moral, el verdadero origen y causa de las crisis que se
señalan y que tanto inquietan hoy.
Nos preocupa en estos momentos
que esa crisis moral haya ido enquistándose en el alma nacional. Aquí
hay que situar la causa de la violencia en general que nos envuelve, de
la creciente violencia contra la mujer y la familia, de la precariedad
de los salarios y de los servicios básicos para todos, la dimisión de su
deber educativo por parte de las familias, de la escuela y de los
medios de comunicación social, la mediocridad de muchos políticos, la
corrupción rampante. Nos preocupa todo esto y prometemos que al pueblo
dominicano no le faltará ni nuestra voz sincera ni nuestra crítica como
tampoco nuestro aliento al comportamiento correcto.
<p style="font-weight: bold;">MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La
Conferencia del Episcopado Dominicano se hace presente con sus dos
importantes programas, la Voz de los Obispos TV y Radio, en los
diversos escenarios de la vida familiar y social, privada y pública, a
través 22 canales de televisión y la red de emisoras católicas UDECA y
otras que los transmiten. También está muy presente a través de la
Internet con su página WEB, Del mismo modo, es un importante informativo
e instructivo el Semanario Católico Nacional “Camino”.
Damos
gracias a Dios por el crecimiento y desarrollo que nos ha permitido
experimentar en estos 50 años de creación oficial de nuestra
Conferencia. Por el crecimiento de las Instituciones de la Iglesia
dominicana, sus 11 Diócesis y el Obispado Castrense con sus más de 584
parroquias, sus 11 seminarios menores y sus 2 Seminarios Mayores, el
Pontificio Santo Tomás de Aquino en sus dos recintos, Santo Domingo y
Santiago y el Redemptoris Mater; por el crecimiento de nuestras
vocaciones sacerdotales y religiosas, por nuestros sacerdotes, diáconos y
seminaristas.