No había pensado en la extraordinaria novela Master y Margarita, del escritor ruso Mijail Bulgakov, hace muchos años. Y ahora, que un personaje nuestro, quien además es la Primera Dama, con generales Margarita Cedeño de Fernández, se ha vuelto parte del ruedo político, en tiempo de proceso electoral, proclamada candidata vicepresidencial, pienso que debo rememorar algunas líneas de reflexión.
La época de 1940 –año en que finalmente se escribió la novela de Bulgakov –, ciertamente estuvo formada por hombres y mujeres distintos en valores, moral y conciencia. Pero lo interesante es que los escenarios de la pieza describen sin saberlo, la generalidad de problemas de la sociedad moderna: corrupción, Estado burócrata de aprovechados, y cobardes sonadores, ahora son otros. Lo raro es que Margarita es la devota amada del maestro, quien en estos tiempos sería un rebelde y crítico del sistema imperante.
Un candidato desperdiciado, es lo que representa el oficialismo, porque ahora será parte del gobierno que nadie quiere, porque ha modificado el teatro de operaciones de la política, satirizando con presunción, avaricia y credulidad de los nuevos ricos –los del PLD–, el porvenir de la nación dominicana. Si la comparamos con el sentir de la magistral pieza, esa no es la pasión humana, con que Margarita, la amante del Maestro, representa el sentido de la verdad en la novela.
Tres momentos de la historia dominicana, olvidada frente al medio que tienen sus ciudadanos. En primer lugar, pensar en el destino del país, antes que en nosotros mismos; en segundo lugar; de no hacerlo es porque somos cobardes, tenemos desconfianza o, en cambio, podemos traicionar, dar apertura intelectual por vanidad, aplicar la curiosidad y redención fingida. En tercer lugar, aquel momento en que Margarita sirve de puente, y no tratar de aprender a volar y a controlar sus desatadas pasiones.
Un momento irónico de la novela es cuando, “premiada por su dolor e integridad”, Margarita elige liberar al Maestro y vivir con él en la pobreza y el amor.
Esos son los valores de la historia que cuenta la novela. La libertad de espíritu, la libertad del mundo, la responsabilidad frente a la verdad, y la condición de que nuestra sociedad puede convertirse en un manicomio, si los lideres continúan desvirtuando la política.
Estos temas, al igual que hoy, dominantes en esta extraordinaria pieza, que medio siglo después, avizoran la suerte que le esperan a los maestros, está ocurriendo sin duda, en nuestro pobre país, nos hacen evocar la vieja expresión iluminista que advierte que “la propiedad es un robo”.
El autor es Pte. de la Sociedad Dominicana de Criminología