¿Dónde está hoy Juan Pablo Duarte?. Para muchos es el nombre de una calle o de un parque, o un Duarte con París, pero no más. Por nuestra irresponsabilidad social hemos perdido al apostol, al padre de la Patria.
El ideario de Juan Pablo Duarte no pasa de ser un puñado de papeles amarillentos, que nostálgicos y oportunistas, sacan todos los años para vender una memoria que nadie recuerda.
Ese Duarte que levantamos como ideario, es el mismo que no tiene ni siquiera el honor de que se le respete su día, y se convierte en fecha para ron, playas, drogas y cuerrerias.
Duarte es más que discursos vacuos, en los cuales no creen los que los pronuncian, y muchos menos los mercaderes de turno que hacen de escritores fantasmas.
Duarte es hoy uno de los dominicanos más olvidados y maltratados. Para los estudiantes de bachillerato es un día que no se va a la escuela, y para los universitarios un pendejo que entregó los bienes de su familia a favor de un ideal.
Pero en el corazón y conciencia de los patriotas dominicanos, Duarte es la llama que mantiene vivos los ideales de un futuro mejor, de que vivamos en un país con justa distribucion de las riquezas, una tierra donde se cumpla nuestro sueño de fin al analfabetismo, al hambre, a la desesperanza.
Es que a Juan Pablo Duarte le damos una puñalada en el corazón cuando somos indiferentes ante la miseria que está sumergiendo en la desesperación a miles de dominicanos.
A Duarte lo olvidamos cuando ignoramos la suerte de los jovenes y adolescentes que llegan a la edad productiva y no encuentran trabajo; de las jóvenes que se prostituyen por no tener que comer.
En esos indigentes que están en las calles, se encuentra pisoteado el ideal de Duarte. No podemos ver a Duarte como un fin de semana largo, sino como un pensamiento para la acción de tener una República más próspera, libre y soberana.
No vamos a idealizar al personaje, sino a luchar por cumplir sus ideales que todavía están pendientes, y desgraciadamente olvidados.
El doctor Joaquín Balaguer idealizó a Duarte como su Cristo de la Libertad, pero no pasó de ser un ejercicio literario, sobre lo que el expresidente consideraba el patriota golpeado y desconocido.
El doctor Balaguer, uno de los principales panegiristas de Duarte, nunca pudo reivindicar sus ideales, y por el contrario los echó al zafacón, en su gobierno de sangre y luto de los doce años.
Cuando usted la Constitución de la República la convierte en un papel sanitario, pone a la vida con menos valor que los cinco pesos que vale una bala, y las instituciones en una cloaca, no puede idealizar a Duarte, porque no lo conoce.
Duarte no es una avenida de putas que cruza la ciudad de punta a punta, Duarte es el fundamento de esta república, es el ideal inconcluso en que todos debemos buscar el camino a seguir para nuestra redencion social.
Duarte está vivo hoy, hay que seguirlo día a día. Su ideario, no su olvido, es lo que nos sacará del abismo.