Tengo muchos años caminando con Hipólito Mejía por
el país. Creo que pocos políticos conocen el país mejor que Hipólito.
De igual modo creo que pocos conocen mejor que él a los dirigentes,
militantes y simpatizantes del Partido Revolucionario Dominicano, a los
que llama por sus nombres o por sus apodos. El trato es cálido,
familiar.
Hipólito no odia ni guarda rencor. Es por eso que le resulta fácil olvidar agravios.
La gente lo percibe llano, sin ínfulas de superioridad ni poses.
¿Errores? ¡Muchos! ¿Imperfecciones? ¡Muchas! ¡Pero es auténtico! Y eso a
la gente le gusta. A esos atributos agréguele una enorme capacidad de
trabajo. Esos elementos explican su éxito tanto en su vida profesional,
como en la política. No es casual que haya ganado luchas internas del
PRD en más de una ocasión. Como tampoco es casual que haya ganado la
presidencia de la República.
No es casual (Aunque Marx decía que la casualidad es categoría
histórica) que Hipólito se haya levantado del piso para colocarse en las
nubes. Una campaña bestial en su contra lo había enterrado. Sin
embargo, gracias al talento, al carisma y al trabajo, logró levantarse.
Los últimos fines de semana, he viajado con Hipólito. Y debo
confesar que me sorprendo del apoyo que recibe. Contrario a Danilo
Medina, que anda con una caravana móvil de 300 vehículos, para crear
falsa percepción, Hipólito anda sin dinero y con pocos vehículos. Pero
cuando llega a un pueblo, una ola humana se levanta.
Este fin de semana, viernes y sábado, estuve con Hipólito en
Barahona. La caravana del municipio Barahona, no tuvo madre. Lo digo
con sinceridad: no podía creer lo que estaba viendo. Una inmensa
multitud en triciclos, motonetas, carros, camiones, guaguas,
bicicletas…, desfilando por todo el pueblo. ¡Impresionante! ¡No me lo
contó nadie, lo vi! Pero lo mismo ocurrió en Azua, Baní, Puerto Plata,
Santiago. En todas partes. ¡Hipólito es un fenómeno de masas!
Creo que el reto de Hipólito, del Comando de Campaña, del PRD, es transformar ese sentimiento, esa simpatía, en votos.
Ahí está la clave del éxito y del triunfo. Hacer que la gente vote. Y
que vote blanco por Hipólito Mejía y por el Partido Revolucionario
Dominicano, PRD. (¡Hablé por cien años!)