Todas las encuestas, incluyendo las del gobierno (aunque no lo diga), le dan una cómoda ventaja de 15 puntos –poco más, poco menos- al candidato de la oposición Hipólito Mejía, a pesar de los diez mil millones de pesos que ya ha invertido en Danilo Medina.
Todo parece indicar que el dinero no será suficiente, que los 40 mil millones de pesos que dijo el presidente Leonel Fernández que gastaría para retener el poder, no serán suficiente. Los 340 mil millones de pesos del presupuesto nacional no podrán comprar la voluntad popular. El pueblo se hartó del PLD, del gobierno del PLD y de los funcionarios del gobierno del PLD que le cuestan al país, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, cerca del cinco por ciento del Producto Interno Bruto, es decir, cien mil millones de pesos.
Por lo tanto, la lucha no es del PRD contra el gobierno, es del pueblo contra el gobierno. Es que el pueblo decidió sacar al PLD del Palacio Nacional. El PRD es un catalizador del descontento popular. Una buena parte de la población no votará por el PRD, votará en contra del gobierno. Será un voto castigo.
El pueblo quiere un cambio. Y ese cambio lo representa Hipólito Mejía que ha prometido acabar con la corrupción, enviar a la justicia a los corruptos, enfrentar el narcotráfico y el crimen, priorizar la educación, la salud y la vivienda. Restaurar el aparato productivo devolviéndole al campo su capacidad productiva.
El pueblo no quiere más de lo mismo. Por eso no quiere a Danilo. El pueblo sabe que votar por Danilo es votar por Leonel. El pueblo sabe que votar por Danilo es votar por los funcionarios que quieren reelegir la corrupción, el narcotráfico, la inseguridad ciudadana y las mafias del Palacio Nacional. El pueblo sabe que Danilo es más de lo mismo. El pueblo sabe que Danilo, en caso de llegar a la presidencia, estaría bajo las órdenes de Leonel.
No hay maneras de que el gobierno gane las elecciones. Voto a voto Hipólito gana mucho a poco. Eso lo sabe hasta el gato. El problema es otro. El problema es que Leonel parece estar dispuesto a violar todas las leyes y todos los procedimientos éticos y morales para mantenerse en el poder. El punto es que Leonel y su gente no quieren aceptar la derrota y enfrentar las consecuencias de sus actos. (Para muestra un solo botón: Un dirigente del PLD, congresista, cercano colaborador del presidente de la República ha comprado un avión de 24 pasajeros por más de veinte millones de dólares).
El gobierno está desarmado políticamente. No ha podido provocar el descenso de Hipólito en las encuestas. Ni siquiera su poder en los medios de comunicación ha logrado su propósito de cambiar la percepción. Recurre a la división del PRD por el hecho de que su presidente no está integrado a los trabajos de la campaña electoral. Ese es su único argumento.
Miguel Vargas tiene en sus manos la posibilidad de terminar con ese juego del gobierno. Solo tiene que organizar un acto masivo en la cabeza del puente de la 17, donde lo hacía Peña Gómez, para anunciar su respaldo irrestricto a Hipólito Mejía. Y levantarle las manos frente al país. Ese hecho lo catapultaría políticamente de cara al futuro, al tiempo de garantizar, en primera vuelta, el triunfo definitivo del PRD. (¡Otra vez hablé por cien años!)