48 dominicanos muertos y pocos se inmutan, excepto los familiares. El pobre,
es pobre, así se muera en paquete como ocurre esta vez, en que gente que
abandona República Dominicana para buscar mejor suerte pierde la vida en el
intento de llegar a su destino anhelado.
En la lógica criolla, los muertos son culpables de su muerte, y nada tiene
que ver la sociedad que le ha negado las oportunidades a la inmensa mayoría
para otorgárselas a unos cuantos.
Y se combinan los elementos que conducen a la desgracia, falta de
oportunidad y poca o ninguna justicia. Hasta para el rescate hay que salir a
pedir ayuda, porque la vida del pobre no tiene otro sello que no sea la
necesidad hasta en la muerte.
Se trata de los naufragios más dramáticos de los últimos años registrados en
el país, pero como se está en campaña y el tema requiere adentrarse en las
injusticias sociales, es obvio que ante este caso se promueve el silencio.
No hay una voz oficial que haya lamentado el hecho, si lo hiciera sería para
reprochar a los fallecidos la decisión de tomar una yola para huir de la
miseria. El único lamento de gente que habla para hablar es que en la yola iba
droga, y con eso basta para que se olvida que primero iba gente.
Y así como el mar ahogó a los viajeros, las lágrimas aun no han logrado
ahogar a sus familiares en Samaná, Nagua y San Francisco de Macorís.
En la frágil embarcación iban unas 60 personas. El mismo día del naufragio
fueron recatadas con vida a 13 personas, tres en Samaná y 10 en Sabana de la
Mar. El miércoles fueron recuperados 22
cadáveres, 16 de ellos ya identificados por sus familiares, de acuerdo al
reporte del Listín Diario.
Todos los cadáveres encontrados el miércoles corresponden a hombres, que
fueron examinados y colocados en fundas plásticas y en ataúdes para ser
retirados por familiares, que viajaron de la parte norte del país a recuperar
los cuerpos de los frustrados viajeros.
Santini Calderón Gastón, médico actuante en la evaluación de los 22
cadáveres recuperados, aconsejó que los cuerpos sean sepultados de inmediato
para evitar contagio de enfermedades como cólera, dengue, tétano o adquirir
cualquier otras bacterias que pueden ocasionar quebrantos a quienes los toquen,
debido al avanzado estado de descomposición.
De los recuperados fueron identificados 16 y corresponden a Carlos Manuel
Mercado, de 33 años, de la provincia Duarte; Pedro Reyes, de San Francisco de
Macorís; Juan de Dios Moscoso, de 33 años, de Espaillat; Saury Marte González,
de Villa Riva. También José Luis Martínez, de 20 años, de la provincia Duarte;
Emilio Hilario, de 32 años, de Moca; Félix Antonio Tejada, de 22 años, de
Pimentel; Roger Lend, jamaiquino, de 32 años; Jorge Luis Paulino Gómez, de 24,
de la provincia Duarte; Braulio Romero Campos, de 55 años, de María Trinidad
Sánchez; Álvaro Luis Castro, 25 años, de San Francisco; Francis Rafael Lora
Rosario, 24, también de San Francisco, Melvin Radhamés Hernández, de 21 años,
de la provincia Duarte; César Flores, 33 años, de San Francisco de Macorís, y
Deibi Rafael Reyes, 19 años, natural de Villa Vásquez..
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9 de febrero 2012<br>