Teniendo
las elecciones muy cerca la movida de los partidos políticos en la
nación dominicana está como la caña de azúcar, en zafra, en tiempo de
cosecha. En el nuevo reciclaje competitivo, el mercado
electoral se abastece, y las ofertas están a la orden del día, basta con
hacer un poco de ruido, y punto, negocio hecho.
Personajes
añejos que se han repartido el
botín desde tiempo inmemorial, que odiaban a muerte a Don Juan, que
hablaban peste de él diciendo inclusive que era un comunista, todavía a
estas alturas continúan hoy amazando fortuna desde el Estado Dominicano,
y, lo peor de todo, pretenden seguir. ¡Que Vergüenza!.
Con una democracia así, donde el
efecto contagio de la compra- venta política
deja un sabor amargo y devastador en quienes aspiramos a una sociedad civilizada y educada, justa y equitativa, no se va a ninguna parte, es tan solo una pose y nada más, una simulación.
Ha
llegado la hora en que el rebaño de Dios, junto al remanente que
anhela construir una nación digna, suban a los estamentos de poder, y
desde ahí, proceder a enderezar el rumbo equivocado por el que llevan a
esta sociedad.
Estamos ante un
mercado repleto, en su gran mayoría, de mercancías oxidadas
políticamente hablando, sin ningún valor, tráfico que está necesitado de
una reingenieria organizacional que pueda satisfacer a un colectivo
cansado de que lo
engañen, que lo enloden, que lo ensucien, que lo humillen.
Gobiernos
van y vienen, y todo se queda en pura palabrería y en la nueva
cuadrilla de millonarios, y la gran mayoría cada vez más pobre, eso es
todo.
La gente
decente que ama y le duele el país, tiene una oportunidad brillante para
hacerse sentir y dejar oir el dolor que le provoca esta crisis de
valores que nos azota y golpea, no solamente al emitir su voto el
próximo veinte de mayo, sino también procediendo a organizarse para
cambiar las estructuras de un sistema en decadencia y agotado de
partidos políticos en la República Dominicana, una nación que ama a
Jesucristo.
Una nueva generación de políticos es posible, referente de ética y moral, de servicio adnegado a Dios, y a la nación.
Pastor