<p style="font-weight: bold;">VENTANA: Solo con la complacencia de gente de poder se pone en peligro a
tantos incautos para intentar cruzar en yola el Canal de la Mona
En este país se ha vendido la idea de que el
solo hecho de vivir en los Estados Unidos es más que un privilegio.
Mucha gente
lo cree así, a pesar de que en la actualidad miles de dominicanos que residen
allá tienen interés de retornar, para radicarse definitivamente en su lar
nativo.
Hay quienes sostienen el criterio de que tener
una visa norteamericana es como sacarse el premio mayor. Nada más errado.
En busca del tan pregonado sueño
americano, en los últimos días hemos visto ante las cámaras de televisión decenas
de cadáveres recogidos en el mar y tirados como cualquier cosa, sin el más
mínimo respeto por la condición de seres humanos.
Solo la desesperación puede dar
lugar a que personas se lancen al Canal de la Mona en frágiles embarcaciones,
haciendo una travesía de más de 110 kilómetros en su intento de alcanzar las
costas de Puerto Rico.
Cuando aún se sigue reportando el
hallazgo de cadáveres del trágico naufragio que costó la vida a 57 personas
frente a Samaná, las autoridades han dado la información de que 21 personas han
sido detenidas mientras intentaban llegar a Puerto Rico en otra frágil
embarcación. Es decir, que aún en medio de esa tragedia, no se detiene el
ilegal negocio para emprender la peligrosa aventura.
Eso ocurre cuando aún en decenas de hogares de
distintos puntos de la geografía nacional se visten de luto y lloran la muerte
de sus seres queridos.
Respecto
a lo que ha ocurrido frente a las costas de Samaná, poco será que se aplique el
manoseado clisé de que “todo el peso de la ley debe caer sobre los
organizadores de los viajes ilegales”. Quedaría por debajo de lo que en verdad
se merecen esos señores aplicar la pena máxima que reconoce el sistema judicial
en República Dominicana en este tipo de situaciones.
La Ley 344-98, sobre viajes ilegales,
establece en su artículo 2 lo siguiente: “Si como resultado o en ocasión de la
realización de estos viajes ilegales, se produjere la muerte de una o más
personas, se impondrá a los responsables de cualquiera de las acciones
castigadas en el presente artículo una pena dé reclusión no menor de 20 años ni
mayor de 30, y multas de RD$25,000 a RD$100,000, así como la obligación de
indemnizar a los familiares de las víctimas por concepto de daños y perjuicios”.
Los distintos sectores nacionales, y en esto
debemos incluir el papel estelar de los medios informativos, deberán estar
atentos a las incidencias del juicio que se ventile en la jurisdicción de
Samaná contra el o los responsables del viaje ilegal que costó la vida a 57
personas hace dos semanas.
La complacencia de autoridades de la
Marina, del poder civil, de policías, y de otros estamentos oficiales es lo que
hace posible que cada día más incautos caigan en las redes de los traficantes
de seres humanos, con la errada creencia para muchos de que dar el salto hasta
Puerto Rico significa poder alcanzar el tan anhelado sueño americano
No es un secreto para nadie las
estrecheses por la que atraviesan miles y miles de familias en este país, los
rigores que impone el diario vivir en lo que se refiere a manutención y dar
educación a los hijos, las escasas oportunidades de trabajo, etc.
Calidad humana le faltó al senador por
Santiago, Julio César Valentín, cuando declaró que “Los constantes viajes en
yola hacia Puerto Rico se deben a la cultura de aventura de los dominicanos y
no a razones económicas”, a lo que agregó que “No necesariamente la gente
arriesga su vida en alta mar por razones económicas, como piensa la mayoría de
la población”.
Si no es una burla a esos infelices seres
humanos, muchos de los cuales viven en la más abyecta miseria, entonces el
honorable legislador no hizo el mínimo esfuerzo por disimularlo.